Aunque con el compromiso de las elecciones de medio turno como objetivo inmediato, Martín Llaryora ya piensa en 2027, cuando, como primer paso obligatorio, apuesta a su reelección. Tomó un mapa provincial y observó con nitidez que la ecuación se había modificado abruptamente, porque en 2023 él le ganó a Luis Juez con los votos de la Capital, pero perdió en el interior. En la sumatoria le quedó un saldo a favor de poco más de tres puntos.
Hoy, las cosas cambiaron: tiene muchos más votos en el interior que en la capital provincial, que es un bastión histórico del peronismo. Sin embargo, la provincia muestra otros datos, aunque hay que analizarlos detenidamente.
Esos sondeos indican que la administración justicialista tiene 60% de imagen positiva en la ciudad de Córdoba, aunque este resultado oculta un insumo importante: no figuran las respuestas que optaron por la opción “regular”, que normalmente se interpreta como una opción negativa. Otros trabajos que circulan por escritorios peronistas arriesgan que el gobernador suma en Capital entre el 41% y el 44% de las adhesiones.
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Llaryora decidió lanzar una fuerte campaña de obra pública en el distrito que concentra casi el 40% del electorado. El jueves pasado, el gobernador y el intendente capitalino, Daniel Passerini, consumieron buena parte del día inaugurando obras: cloacas, desagües y pavimentación, en diferentes barrios de la ciudad. “Esto no va a parar hasta 2027”, cuando se vuelva a votar para elegir gobernador. Se utilizarán las mismas consignas que en 2023: “trabajo en equipo” y “provincia y capital, en el mismo camino”. Esas obras son financiadas por el municipio y la provincia, según fuentes consultadas de ambas administraciones. “La estrategia es sostener intensidad de gestión en el interior y aumentar en Capital», señala un colaborador del Ejecutivo provincial.
Desde el Palacio 6 de Julio resaltan el trabajo en equipo como medio para avanzar mejor, pero también se diferencian de la gestión de Llaryora como intendente de Córdoba: “El ahora gobernador recibía un salvoconducto de plata que Schiaretti le enviaba todos los meses”, dicen. Y mencionan obras como el edificio del Concejo Deliberante, la ampliación de la Chacabuco, el Teatro Comedia y la ciclovía en altura.
Más allá de lo que se pueda decir, hay que tener presente que no sólo con grandes partidas de dinero se puede transformar una ciudad. Una de las obras más recordadas del “Llaryora intendente” son las puestas en valor de gran cantidad de plazas. Allí, dicen, hubo más ingenio que plata. Desde el sector de Passerini se defienden: “El ingenio es muy importante para una gestión, pero sin plata no se puede hacer obra pública”.
Lo que sí hoy se puede asegurar es que habrá plata para la Capital, independientemente de las exigencias del Gobierno nacional, que pretende que cada uno viva con lo suyo. Esa visión es rechazada por muchos, pero también cuenta con el respaldo de quienes sostienen la consigna presidencial: “no hay plata”.
El empuje oficialista para dinamizar la capital tendrá su primera prueba en la elección del 26 de octubre, pero la segunda etapa será 2027, cuando se libre la batalla por la renovación de autoridades ejecutivas. En algunos círculos peronistas se afirma que Passerini está anotado como posible candidato a vicegobernador de la fórmula que encabezaría Llaryora.
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Cerca del intendente, sin embargo, niegan la versión: “Hoy Daniel está concentrado en su gestión y no puede pensar en otra cosa que no sea gestionar hasta el 10 de diciembre de 2027. Y falta una vida”.
Gobernadores afinan estrategias
Córdoba no es una isla, y como el resto del país sufre la inclemencia de la estrechez económica. Este lunes 23 de junio habrá una nueva reunión de gobernadores en la sede del CFI y, probablemente, Llaryora será uno de los oradores.
En la provincia continúa la danza de nombres para las listas de candidatos. Se habla de un acuerdo entre Rodrigo de Loredo y Mauricio Macri, para que el cordobés busque su reelección en el Congreso. Resta ver cómo reaccionarán los radicales mestristas, que rechazan esa alianza.
Por lo pronto, hay fecha de internas para el 3 de agosto. ¿Se harán? El peronismo es una caja negra y la llave la tiene Schiaretti. Basta con que diga que quiere ser candidato para que todos los planetas se alineen. Mientras tanto, el exgobernador figura en todas las agendas políticas sin decir una palabra. A veces, jugar al misterio conviene.