Una serie auditorías realizadas por científicos y técnicos de la Comisión Nacional de Investigaciones Espaciales (CONAE), la provincia de Neuquén y la subsecretaria de Planeamiento de la Nación sobre la estación satelital china concluyeron, hasta ahora, que la operación de esas instalaciones “se encuentra según lo establecido” en los acuerdos bilaterales entre la Argentina y la República Popular China, es decir no se usa con fines militares.
Luego del escándalo que se levantó por la preocupación de los Estados Unidos por la estación china, el Gobierno de Javier Milei iba a mandar una “inspección” el lunes pasado, pero ahora se hará una “visita” el jueves próximo, informaron a Clarín fuentes oficiales.
Entre otros, la misión argentina estará integrada por el Secretario de Ciencia y Tecnología, Alejandro Cosentino, y el secretario de Asuntos Estratégicos de la jefatura de Gabinete, brigadier (RE) Jorge Antelo y técnicos del Ente Nacional de Comunicaciones (ENACON). Antelo es un hombre de suma confianza del jefe de Gabinete, Nicolás Posse, y hace dos semanas habló en una cumbre por el uso pacífico de la energía nuclear en Bélgica.
El conflicto entre Argentina y China estalló cuando el embajador norteamericano, Marc Stanley, afirmó: “con respecto a los chinos, me sorprende que la Argentina permita que las Fuerzas Armadas chinas operen en Neuquén, en secreto, haciendo quién sabe qué”.
“Tengo entendido que se trata de soldados del ejército chino que operan este telescopio espacial, no sé lo que hacen, creo que los argentinos tampoco lo saben, y deberían entender por qué los chinos están desplegados allí”, agregó el diplomático del presidente Joe Biden.
Luego, la semana pasada, la generala Laura Richardson, jefa del Comando Sur de los Estados Unidos, insistió con la preocupación norteamericana sobre esas instalaciones chinas en las charlas de alto nivel que mantuvo con Posse, los ministros de Seguridad, Patricia Bullrich, y Defensa, Luis Petri, la canciller Diana Mondino y otras autoridades argentinas.
Las declaraciones de Stanley hicieron naufragar una visita de expertos de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) que se estaba negociando delicadamente el asunto con los chinos, dijo a Clarín una fuente oficial. Iba a ser la primera de esas características.
Los acuerdos establecen que son visitas “en espejo” y no se pide permiso. Es decir, si van tres científicos de la CONAE, los recibirán tres científicos chinos y así con todo tipo de funcionarios.
Para colmo, un secretario del Gobierno –cuyo nombre las fuentes no quisieron dar- “se equivocó esta semana al pedirle permiso a la embajada china” para la visita del jueves creando rispideces diplomáticas innecesarias que retrasaron el viaje.
La regla es que solo se avisa con unos días de antelación y que no se pide permiso porque “no es un territorio extranjero”. Al margen, también, se le avisó a la Agencia Espacial Europea para entrar a la estación satelital en Malargüe, Mendoza, en los próximos días, aunque más que una inspección para una jugada para compensar la crisis con China.
Los controles anteriores. Por un lado, científicos de la CONAE controlaron el Centro de Monitoreo y Control de Misiones Espaciales de la Estación Terrena de comunicaciones y verificaron que estaba “el equipamiento auditado con relación al autorizado oportunamente”. Los informes contienen fotos inéditas del interior de la estación y que, en parte, corroboran lo que dicen las auditorías a las que accedió Clarín en exclusiva.
Por otro, en sendos informes de la provincia de Neuquén enviado a la legislatura neuquina y la ex canciller de Mauricio Macri, Susana Malcorra, se afirmó que la estación “no tiene fines militares”.
Luego de los primeros controles y ante las primeras presiones norteamericanas, Macri firmó en el 2016 un agregado a los tratados firmados por su antecesora Cristina Kirchner con Xi Jimping para puntualizar que esas instalaciones tienen exclusivamente “fines pacíficos”.
Esos dos últimos informes fueron redactados por el ex secretario de Modernización de la Gestión Pública de Neuquén, ingeniero electrónico y en Telecomunicaciones, Rodolfo Laffite. En estos también se concluye que la estación “no tiene fines militares”.
Laffitte ocupó ese cargo entre 2010 y 2018 y supervisó las obras y puesta en funcionamiento de la estación china a la que visitó decenas de veces y es como el padre de la criatura, desde el punto de vista técnico.
Confirmó que “nunca vi soldados chinos y armas” dentro de la estación y que la seguridad del premio está a cargo de la Policía de Neuquén, así como que las 200 hectáreas Neuquén “se las cedió en comodato por 50 años a CONEA y no a China”.
Laffitte explicó a Dato sobre Dato de radio Milenium que “para hacer espionaje no hace falta una antena de 35 metros de diámetro con un movimiento muy lento” y una inversión de 50 millones de dólares.
“Hoy en día con una antenita de Starlink que tiene 30 centímetros por 30 o una antena de DirecTV de 60 centímetros se puede tomar contacto con un satélite”, agregó. Enfatizó que “no se necesita tamaña antena, como la de mi provincia, para hacer espionaje”.
En su informe Laffitte contó que en la actualidad existe “equipos de comunicaciones militares montados, por ejemplo, en camionetas, que se comunican con satélites de órbita baja, es decir que orbitan entre 500 y 2.000 kilómetros sobre la superficie de la Tierra”.
Otros pequeños equipos de comunicaciones militares pueden engancharse hasta “con satélites geoestacionarios que orbitan a 36.000 kilómetros de la tierra”, agregó.
La estación china, cuya nombre oficial es “CLTC-CONAE-NEUQUEN” no es “una base, sino una estación de comunicaciones con el espacio profundo, porque no concentra recursos humanos ni materiales para salir a cumplir una misión fuera de ella. Todas sus operaciones se realizan en su interior”, indica el informe.
“El principal beneficio es para el país, dado que CONAE y Neuquén forman parte del programa Chino de exploración de la Luna, y por ende tendrán acceso a conocimientos científicos y tecnológico de punta, y a todo el conocimiento científico que se obtenga de las misiones exploratorias”, subrayó. Un módulo chino aterrizó el 13 de diciembre del 2013 a la cara oscura de la Luna y fue dirigido por la antena de Neuquén y otras dos instaladas en territorio chino.
La estación se usa para guiar satélites o naves enviadas hacia el lado oscuro de la luna y en el futuro a Marte luego de que China construya una base en el satélite de la Tierra.
Aunque todas las tecnologías de punta tienen un uso dual, es decir puede aplicarse para fines civiles o militares, pero por ahora la estación tiene ese carácter científico.
Por otra parte, científicos de la CONAE hicieron una inspección y reconocimiento radioeléctrico de los equipos llamados “Banda C, Servicio Fijo por Satélite”.
En las 200 hectáreas está la antena parabólica de 35 metros y otra de 13 metros que da servicio fijo por satélite.
El equipamiento radioeléctrico identificado, “se corresponde con lo detallado en la presentación efectuada por la CONAE –CLTC, bajo EX-2017-12131137-APN-DGAS#MCO”, dice la auditoría de la CONAE del 2019 a la que accedió este diario.
“Se ha comprobado la existencia del equipamiento radioeléctrico en Banda C de acuerdo a lo documentado por la CONAE- CLTC en el expediente de referencia”, agrega la auditoría.
Para no interferir las comunicaciones con satélites o naves espaciales, la estación tiene asignadas determinadas bandas radioeléctricas en forma exclusiva en un amplio radio a su alrededor.
Luego se “identificó el uso del Satélite SES-4, en 22º Oeste, para la operación de la misma”, precisó el informe.
El equipamiento radioeléctrico “identificado, se corresponde con lo detallado en la presentación efectuada por la CONAE –CLTC, bajo EX-2017-12125627-APN-DGAS#MCO”.
Además, la auditoría señala que “se ha comprobado la existencia del equipamiento radioeléctrico en Banda S, X y Ka, de acuerdo a lo documentado por la CONAE-CLTC en el expediente de referencia. Se identificó, las etapas de baja potencia y alta potencia, según el cronograma de actividades de la CLTC”.
Esta auditoría, a la que accedió Clarín, fue realizada en el 2019 por personal de la Dirección General de Asuntos Satelitales de la entonces Secretaría de Planeamiento y técnicos de la CONAE –Centro Espacial Teófilo Tabanera.
Después detalla las características de la famosa antena parabólica de 35 metros de diámetro y que es el corazón de las instalaciones. Ella sola pesa 110 toneladas, pero el conjunto completo con la motorización para su orientación pesa 450 toneladas. La antena puede girar 360 grados en horizontal y 90 en elevación, logrando la cobertura total de la bóveda espacial.
La estación dispone de cuatro edificios que recorrerán el jueves Consentino y Antelo. En el que soporta la antena de 35 metros de diámetro “se aloja el equipamiento activo de microondas que la alimenta, enfriado criogénicamente para bajo ruido, y se encuentra también el reloj atómico de alta precisión, para la sincronización de las comunicaciones satelitales”.
Otro edificio del complejo es para la planta de energía, donde se localiza la estación transformadora de 33 Kilowatts, tableros principales de media y baja tensión, y el grupo electrógeno de respaldo. Además, tiene un edificio de equipamientos, desde donde se realizan todas las operaciones técnicas de la estación y control de las misiones, dice el informe del ingeniero Laffitte con fecha mayo de 2023.
Además, el predio tiene un edificio principal, que contiene los espacios de oficina, salas para visitantes y de demostración, y espacios de alojamiento, cocida y un gimnasio.
Una de las últimas visitas de argentinos fue el 10 de mayo del año pasado con representantes de: Consejo Profesional de Ingeniería de Telecomunicaciones, Electrónica y Computación (COPITEC), Colegio de Ingenieros de la Provincia del Neuquén (CINQN), Universidad Tecnológica Nacional (UTN) Regional Neuquén, Universidad Nacional del Comahue ( UNCo), cluster INFOTECH, Ministro Jefe de Gabinete, Agencia Neuquina de Innovación para el Desarrollo (ANIDE), COPADE, Oficina Provincial de Tecnologías de la Información y la Comunicación (OPTIC), Juventud Niñez y Adolescencia, y la senadora nacional Silvia Sapag.
Laffite afirmó que “entre el 2010 y 2018 tuve la relación institucional de la Provincia por los acuerdos con CONAE-CLTC. Permanentemente hice el control de todo el tema de las obras con distintos organismos de administración pública porque tuvieron que cumplir con todas las leyes nacionales y provinciales, aprobar los planos de construcción, permisos, después el final de obras para habilitar la estación”.
Incluso, “intervine en algunos conflictos laborales entre la empresa ESUCO y la UOCRA”. ESCUCO era propiedad del ex presidente de la Cámara de la Construcción Carlos Wagner, un empresario muy cercano al kirchnerismo y procesado en la causa de los Cuadernos de las Coimas, pero esta es otra historia.