En una semana negra para el Gobierno, la oposición le aplicó un duro golpe al aprobar en el Senado la nueva fórmula de movilidad jubilatoria tal como salió de Diputados. La propuesta consiguió más de los dos tercios tanto en la votación en general como en la particular, lo que habilita al Congreso a insistir con la normativa sancionada ante el anunciado veto del presidente Javier Milei.
Con los votos del bloque de Unión por la Patria, más el apoyo del radicalismo, de los espacios federales y provinciales, y hasta del PRO, el hasta principal aliado legislativo de Milei, la propuesta que establece una actualización mensual en base al Índice de Precios al Consumidor (IPC) fue aprobada por 61 votos a favor y 8 en contra, que pertenecieron a los 7 de La Libertad Avanza y la cordobesa del PRO Carmen Alvarez Rivero.
El dato de que la ley haya sido aprobada por ambas cámaras con los dos tercios, le permite a la oposición insistir con la ley sancionada y rechazar el veto, ya que reunió los dos tercios necesarios en cada votación.
Sin embargo, Javier Milei ratificó su decisión de voltear la ley para garantizar su objetivo de déficit cero. «El costo político no lo va a pagar el que avisó que lo iba a vetar. Lo van a pagar los degenerados fiscales», transmitió el Presidente a través de sus redes sociales.
La aprobación de la actualización jubilatoria se sumó al revés que significó el rechazo de Diputados al DNU que otorga $ 100 mil millones para la nueva SIDE en concepto de gastos reservados. A eso también se agregó la escalada de la interna libertaria en la Cámara baja y la incertidumbre por los candidatos del Ejecutivo para la Corte Suprema.
Negociaciones hasta último momento para blindar la ley de actualización jubilatoria
En el Senado, hubo intentos del oficialismo hasta último momento para modificar algún artículo de la media sanción para que la propuesta vuelva a Diputados. También se buscó achicar la diferencia en los votos para evitar que salga con los dos tercios. Pero no pudo quebrar el frente conformado entre el kirchnerismo, los radicales y un sector de los federales, a los que se agregaron en la votación la mayoría de los senadores del PRO.
El Gobierno sabía de antemano que iba a otra derrota legislativa tras fracasar las gestiones con los bloques dialoguistas por buscar una salida a la reforma jubilatoria sin afectar el objetivo de consolidar el déficit cero.
Desde la Casa Rosada habían advertido, en un principio, su rechazo a tres puntos centrales de la propuesta aprobada en Diputados. Uno tenía que ver con la actualización prevista para marzo de cada año en base a un 50% de la variación del RIPTE y un 50% del IPC. Los radicales buscaron consenso en el recinto para modificar ese artículo y bajar ese porcentaje al 25%, pero no hubo acuerdo. La modificación fue rechazada en el recinto y el artículo fue aprobado con los dos tercios al finalizar 49 a favor y 20 en contra.
Otra de las modificaciones que los dialoguistas quisieron realizar a último momento estuvo vinculada con el piso para los haberes de 1,09 veces la canasta de básica total por adulto. Eso tampoco pudo ser evitado y se ratificó lo aprobado en Diputados con 49 votos a favor y 20 en contra consiguiendo la mayoría especial.
El tercero de los artículos que fue cuestionado por el Gobierno está vinculado con la recomposición adicional de 8,1% para equiparar el aumento de 20,6% de la inflación de enero y que el Gobierno solo reconoció el 12%. En este punto hubo consenso en todo arco opositor para ratificar la versión original al cosechar 61 votos contra 8.
Dentro de las curiosidades de este Congreso tan atomizado se dio que a la hora de defender en el Senado la media sanción de Diputados se eligió a un senador ultra k. Mariano Recalde fue el miembro informante de la propuesta que el radicalismo impulso en la Cámara baja.
En este escenario, el senador K describió la «crisis» de las jubilaciones y explicó que el origen del problema data de la década del ’90 cuando se avanzó con «la privatización del sistema previsional argentino», que a su entender «rompió con el sistema solidario para pasar a uno individualista de capitalización».
En tanto, Martín Lousteau, quien acaba de ser designado al frente de la bicameral de Inteligencia por un acuerdo con el kirchnerismo, protestó porque “para dar por DNU 100 mil millones de pesos para gastos reservados a la SIDE, hay plata. Para los jubilados no hay plata. Eso es inmoral”.
Los más dialoguistas como Juan Carlos Romero advirtió que con la ley se hace «un daño enorme a aquellos que aportaron». «Seguimos haciendo crecer el sistema con gente que nunca aportó un peso», dijo el salteño. Mientras que el radical Eduardo Vischi reclamó ir por una reforma «integral», pero aclaró que sea «con estabilidad».
Casi en el cierre del debate, Juliana Di Tullio salió al cruce de las declaraciones de Milei. Tras una defensa de las moratorias previsionales, la senadora hizo referencia al mensaje del Presidente acusando de “degenerados fiscales” a quienes voten a favor de la reforma jubilatoria, a lo que la ultra K retrucó al jefe de Estado calificándolo de “degenerado social”.
Está claro que el manejo que hizo el Gobierno de la movilidad jubilatoria afectó la convivencia con los dialoguistas. En los pasillos del Senado algunos apuntaron a la picardía de la vicepresidenta, que está en una fuerte interna con Milei, de habilitar la sesión cuando podría haber postergado una semana más la discusión.
Pero lo que más molesto a los dialoguistas, como informó este diario, fue que el Ejecutivo en una de las últimas reuniones, antes de sacar dictamen de comisión, llevó un nuevo proyecto que modificaba casi por completo lo aprobado por Diputados y sólo habilitaba el aumento por inflación. Esa maniobra provocó la reacción de los radicales díscolos Lousteau y Pablo Blanco terminaran firmando el despacho de mayoría con el kirchnerismo y el santacruceño José Carambia.
Sin embargo, durante la sesión de este jueves, el resto de los radicales, incluso Vischi y Zimmermann, quienes acompañaron el despacho del oficialismo en comisión, terminaron votando por la media sanción de Diputados.