La Sociedad de Preservación del Este de Pensilvania (EPPS, por sus siglas en inglés) ofrece como regalo a la Mansión Hood, construida en 1834 por John McClellan Hood. Sin embargo la propuesta tiene un costo oculto. Quien se atreva a recibir sin costo esta histórica construcción deberá trasladarla desde el condado de Lycoming hasta otra locación. De lo contrario, el inmueble será reducido a un montón de escombros.
Esta medida se tomó en acuerdo con el propietario actual de la mansión, después de que el predio fuera vendido hace tres años a un desarrollador de Brooklyn, Nueva York, quien planea construir un complejo de almacenes en la propiedad. EPPS está trabajando actualmente junto con la Sociedad Histórica del Municipio de Limerick para proteger el edificio y cualquier otro artefacto histórico antes de la demolición.
De acuerdo con la publicación en la que la EPPS ofrece la propiedad, la Mansión Hood cuenta con 17 habitaciones, ocho chimeneas, y aproximadamente 464 metros cuadrados. Además tiene suelos de castaño, vigas de roble, y una construcción hecha a base de piedra marrón.
La mansión Hood “Bessie Belle”, ubicada en Limerick, fue construida en 1834 por John McClellan Hood, un inmigrante irlandés de primera generación. La casa fue construida como residencia de verano para que su esposa y sus 13 hijos escaparan de las enfermedades que arrasaron Filadelfia entre principios y mediados del siglo XIX durante los meses de verano.
La Mansión Hood destaca por su apariencia prácticamente sin cambios desde su construcción de 1834. La casa permaneció en propiedad de la familia Hood hasta la década de 1980, cuando se vendió en una subasta a un desarrollador que tenía planes de incorporarla a un campo de golf que planeaba construir. Lamentablemente, esos planes nunca dieron resultado y el desarrollador alquiló la casa a cuidadores hasta 2008, cuando se vendió a Boyd Gaming.
Boyd planeó arrasar la mansión y construir un gran casino en la propiedad. Estos planes finalmente fueron rechazados y la casa quedó abandonada. La propiedad permaneció prácticamente intacta y en condiciones bastante notables hasta 2016, cuando vándalos irrumpieron y comenzaron a romper ventanas, robar elementos arquitectónicos y hacer graffitis en las paredes. En 2017, EPPS tomó conocimiento de la mansión y se propuso la misión de adquirir y preservar la casa.
EL TIEMPO (GDA)