La negociación con el Fondo Monetario parece haberse acelerado en las últimas horas. Dentro del oficialismo empezaron a circular versiones de un acuerdo inminente. “En cualquier momento se viene el acuerdo con el Fondo”, le dijo ayer por la tarde el titular de la Cámara de Diputados, Martín Menem, a un grupo de legisladores en el Salón de Honor, tras mantener una reunión con bloques afines para coordinar la agenda parlamentaria.
La declaración de Menem -muy cercano a Karina Milei- sorprendió a los presentes, sobre todo después de la última misión del organismo, que pasó por Buenos Aires sin dar señales de avances. En ese contexto, el ministro de Economía, Luis Caputo, viajará la semana próxima a la cumbre del G20 en Sudáfrica. El 20 y 21 de febrero se darán cita allí los mandatarios de 40 países, los ministros de Finanzas y los organismos multilaterales, como el FMI.
Caputo necesita traer buenas noticias de Johannesburgo, en medio de la racha negativa en el mercado local y las tensiones con Wall Street por el dólar. En las últimas horas, dijo que el tipo de cambio «no está atrasado» y se mostró optimista respecto al Fondo al señalar que el acuerdo será antes de mayo, que habrá «fondos frescos» y que no será un nuevo endeudamiento, lo que permitiría saltear al Congreso, tal como evalúan en el equipo económico.
«Yo dije que iba a estar para el primer cuatrimestre y sigo pensando que va a ser así. Tenemos prácticamente todo acordado, falta más la letra fina», afirmó el funcionario el martes en una entrevista en Radio Rivadavia. Y agregó: «Los fondos frescos del FMI implican nueva plata pero no nueva deuda, porque con esa plata el Tesoro le recompra deuda al Banco Central, por lo que la deuda bruta queda igual«.
De esa manera, el ministro explicó que «se reemplaza deuda intra sector público por deuda con el FMI”, en línea con el planteo de Javier Milei del día previo. «Vienen los fondos frescos y ese dinero va destinado a cancelar deuda con el Banco Central, entonces la deuda no varía», aseguró el Presidente el día previo, y precisó que «se podría usar como argumento» para evitar el debate parlamentario.
La idea del Gobierno es tomar deuda para cancelar bonos o letras intransferibles en poder del BCRA, que hoy suman unos US$ 20.000 millones. Así, si el nuevo financiamiento del Fondo no incrementa la deuda nominal, el equipo de Caputo cree que el acuerdo «no debería ir al Congreso», pese a la ley 27.612 impulsada por Martín Guzmán en la gestión de Alberto Fernández.
La norma vigente desde 2021 establece que «todo programa de financiamiento u operación de crédito público realizados con el Fondo Monetario Internacional (FMI), así como también cualquier ampliación de los montos de esos programas u operaciones, requerirá de una ley del Honorable Congreso de la Nación que lo apruebe expresamente”.
Si bien el Fondo destacó la semana pasada el «enorme progreso» de la Argentina, siempre exigió que los programas fueran refrendados por el Congreso. Mientras que algunos bancos de Wall Street ya empezaron a especular con un DNU. «Podría evitarlo, pero necesita un DNU y puede generar dudas afuera. Sería mejor sacarlo con el Congreso. Pero de última está la posibilidad del DNU», dijo el exsecretario de Finanzas, Miguel Kiguel.
Cerca de Mauricio Macri creen que el planteo oficial es una interpretación «fallida» de la ley. «Los acuerdos con el FMI pasan por el Congreso como también lo hacen (cuando hay Ley de Presupuesto) las autorizaciones para emitir deuda, por más que no sea emisión neta de deuda. El Congreso “arregla la deuda pública” dice la Constitución Nacional, sea neta o bruta», advirtió un legislador del PRO.
Antes, el Poder Ejecutivo tenía facultades delegadas para tomar deuda con organismos internacionales sin pasar por el Congreso. Pero la «Ley Guzmán» excluyó al FMI de esas potestades. Por ello, si el Gobierno burlara la norma, en el PRO no descartan que la cuestión termine con denuncias en la Justicia por incumplimiento de los deberes de funcionario público y cuestiones de privilegio en el Congreso.
La ventaja para el oficialismo es que el DNU le evitaría el riesgo de tener que negociar con los «dialoguistas» en el Parlamento -donde la Libertad Avanza carece de mayoría en ambas cámaras- y pasar por el espectáculo que protagonizó el Frente de Todos en marzo de 2022, cuando se aprobó el acuerdo con el Fondo para refinanciar la deuda de US$ 44.000 millones tomada por Mauricio Macri.
En esa sesión tumultuosa, La Cámpora votó en contra o se abstuvo (aunque algunos de sus diputados dieron quórum), el PRO apoyó y Milei lo rechazó. «Este gobierno con este acuerdo está tomando deuda y la deuda son impuestos futuros a nuestros hijos, nuestros nietos, la fiesta de la generación presente se la están cargando a aquellos que ni siquiera nacieron», despotricó el entonces diputado libertario.