Jorge Alperovich, el ex gobernador y senador por Tucumán que está siendo juzgado por presuntos ataques sexuales denunciados por una ex colaboradora y sobrina, declarará el 3 de junio. Así se determinó hoy el juez Juan Ramos Padilla. La decisión del Tribunal toma relevancia ya que, además de escuchar las palabras del imputado, se pudo determinar que los alegatos del caso comenzarán la semana siguiente; es decir, a partir del 10 de junio.
Además, tras la declaración de los últimos testigos este jueves, la Fiscalía pidió detener a tres personas por «falso testimonio». Se trata de Manuel Frías, que trabajó como mozo para el dirigente; Víctor Hugo Decataldo, empresario de transportes que también tuvo una relación sentimental con Sara, hija del acusado, y David Cayatta, exchofer del exmandatario provincial.
Carolina Cymerman, una de las abogadas querellantes, presentó un escrito indicando que Frías había contactado por WhatsApp a la denunciante la semana anterior al juicio, tras años sin hablar con ella, lo que fue considerado grave. Frías dijo que estaba revisando el chat cuando accidentalmente realizó la llamada.
Decataldo, por su parte, trabajó de manera con la denunciante hasta mayo de 2019, cuando ella decidió renunciar. En su caso, fue convocado para explicar las conversaciones que mantuvo con la joven por Instagram y desalentarla para que no hiciera la denuncia. «Para ganar su empatía le dije cosas que no eran ciertas. Se rumoreaba la denuncia podía ser por una cuestión política o económica”, reconoció.
El empresario sostuvo que hizo esto por «el amor que le tenía a Sarita», la hija del dirigente tucumano , con quien salía en ese momento, y porque «la familia la estaba pasando muy mal». Sin embargo, fue acusado de no dar a conocer esta explicación durante su declaración testimonial en 2020 y «mentirle en la cara» al juez a cargo del caso, Juan Ramos Padilla.
Cayatta, exchofer y custodio de Alperovich, fue interrogado por la fiscalía porque conocía a la denunciante y había intercambiado mensajes con ella sobre las supuestas situaciones de abuso sexual e incluso tenía un trato afectuoso y confidente. La víctima conservaba esos mensajes pero el testigo los había borrado de su celular.
Como testigo, Cayatta estaba a obligado a responder con la verdad sobre todo lo que supiere y le fuere preguntado, pero el fiscal Abraldes entendió que estaba mintiendo en sus respuestas y lo consideró «testigo reticente«.
En los tres casos, el juez Ramos Padilla optó por esperar al final del juicio para resolver si entiende que incumplieron el juramento de hablar con la verdad para beneficiar al acusado y les imputa o no el delito de falso testimonio.
El exfuncionario está acusado por tres casos de abuso sexual –dos de ellos, en grado de tentativa– y seis casos de violencia sexual agravada por acceso carnal, sucedidos entre 2017 y 2018 en la Ciudad de Buenos Aires y en la provincia de Tucumán. Quien realizó las denuncias fue su sobrina, que además era su empleada.
El expediente se inició cuando la joven denunció los hechos a fines de 2019, mientras se desempeñaba como asistente de Alperovich en el Senado de la Nación, de donde el tucumano fue apartado tiempo después. La denunciante indicó que los abusos y ataques se produjeron en Tucumán y en un departamento del barrio porteño de Puerto Madero.
Según se supo a lo largo del juicio, allegados a Alperovich llegaron a decirle que “la buscaban como a Paulina Lebbos”, haciendo referencia al crimen de la joven estudiante de Comunicación que fue asesinada en 2006 y que ocurrió durante uno de los mandatos del imputado como gobernador de Tucumán.