Aunque la pandemia ya quedó en el pasado, los laboratorios que produjeron las vacunas en tiempo récord tienen que rendir cuentas. Se conoció en Argentina el primer caso de una ciudadana cordobesa que denunció a AstraZeneca y al Estado, ya que tras haberse inoculado, asegura haber padecido el Síndrome de Guillain-Barré, una afección que ataca al sistema nervioso y que según los casos puede causar parálisis. La presentación, en primer lugar, inició como un trámite administrativo en el ministerio de Salud y ahora se halla en un tribunal federal de Río Cuarto. La persona afectada pide aproximadamente 100 millones de pesos como resarcimiento, tener la posibilidad de cubrir su tratamiento y así recuperar su bienestar. La preocupación por parte de la firma anglosueca crece porque en el país podría haber otros casos similares.
La situación a nivel local coincide temporalmente con la noticia que se conoció la semana pasada, cuando en medio de una demanda colectiva en Reino Unido, la farmacéutica admitió que su tecnología podía provocar “efectos secundarios raros”. Así fue que decidió retirar del mercado su fórmula contra el coronavirus. Consultado por Página 12, Mario Lozano, virólogo del Conicet y especialista en el rubro comenta: “Como en cualquier caso, debido a que fue un tratamiento promovido por el Estado, se debe garantizar un resarcimiento si se comprobase la relación causal entre la vacuna y el padecimiento. Nunca será total porque es imposible devolver la salud a la persona afectada”. Y advierte: “Hubo tanta necesidad de contar con la vacuna que los Estados no cuidaron adecuadamente el cumplimiento de todos los resguardos que los ciudadanos debemos tener. Es un error y debe ser corregido”.
El caso argentino es protagonizado por Flavia Ochoa (39 años) que, tras inocularse su dosis de AstraZeneca en 2022, comenzó a experimentar daños colaterales y luego de estudios fue diagnosticada con el Síndrome de Guillain-Barré. En diálogo con la AM750, su abogado, Pablo Roca dijo: «Cuando (Ochoa) se inoculó la tercera dosis en el esquema de vacunación le tocó la AstraZeneca en 2022 y de inmediato le provocó una reacción adversa. Perdió la movilidad en sus extremidades, la estabilizaron, la mandaron a su casa y después tuvo que ser derivada como no mejoraba a un hospital de Río Cuarto». El acontecimiento pone en tela de juicio el consentimiento que deben dar los pacientes frente a las tecnologías sanitarias y la información requerida para que cada quien pueda contemplar beneficios y riesgos.
Más allá de estos casos, hay que destacar el rol que desempeñó la plataforma de AstraZeneca en plena crisis sanitaria, contribuyendo a salvar la vida de millones de personas. Desde el primer lote a la fecha, según la farmacéutica, se distribuyeron 3 mil millones de dosis de Vaxzevria (nombre comercial). Por esta razón, precisamente, se cree que los conflictos legales podrían multiplicarse. La demanda colectiva en Reino Unido había sido presentada por ciudadanos británicos afectados por el síndrome de trombosis con trombocitopenia (TTS), que implica la formación de coágulos y hemorragias, tras recibir las dosis.
Compensaciones y respuesta oficial
“Tenemos que aprender que no existe un tratamiento 100 por ciento seguro. No solo me refiero a las vacunas, sino a cualquier remedio o droga profiláctica. Siempre vamos a encontrar casos individuales de personas a las que el tratamiento le hace mal, cuando al mismo tiempo le funciona a millones. Por lo tanto, las decisiones que toma un Estado en materia de salud son de carácter comunitario. Implican un análisis de riesgo-beneficio que tiene en cuenta a toda la población”, expresa Lozano.
En la denuncia se puntualiza el número de lote de la vacuna, el nombre del enfermero que se la aplicó, la hora en que fue atendida y los momentos en que hizo consultas médicas luego de la inyección. Según el relato de la propia Ochoa, en diálogo con El doce TV, se puede saber lo siguiente: «Me vacuné a las 11.30 de la mañana y a las 19 empecé con unos calambres rarísimos pero muy dolorosos. Después no podía mover las piernas, al otro día no podía levantarme de la cama, me caí, después no pude mover los brazos tampoco».
Los profesionales de salud que consultó le comentaron que “podría tratarse de una alergia temporal”. Su patología, según el abogado defensor, fue constatada a partir de estudios realizados en la ciudad cordobesa. De hecho, a la fecha, la paciente continúa experimentando problemas de movilidad. Según apuntó: “Recuperó la movilidad de sus brazos, pero un poco la de sus piernas. Se maneja con un andador y no puede controlar esfínteres».
Los reclamos monetarios que la denunciante reclama son los siguientes: 7,4 millones de pesos por incapacidad sobreviniente; 25,3 millones de pesos por fondo de reparación Ley 27.573; 9,3 millones de pesos por proyecto de vida-pérdida de chance; 7,5 millones de pesos por daño moral; 1,5 millones de pesos por daño moral de la pareja; 49,5 millones de pesos por daño punitivo y 180.000 pesos por daño emergente. Asimismo, de manera adicional, se solicita la inconstitucionalidad con respecto a la Ley de vacunas, que resguardaba a los laboratorios frente a situaciones legales.
Desde AstraZeneca, difundieron el siguiente comunicado: “La seguridad del paciente es nuestra máxima prioridad y las autoridades reguladoras cuentan con estándares claros y estrictos para garantizar el uso seguro de todos los medicamentos, incluidas las vacunas. A partir del conjunto de pruebas obtenidas en ensayos clínicos y datos del mundo real, se ha demostrado continuamente que la vacuna AstraZeneca-Oxford tiene un perfil de seguridad aceptable y los reguladores afirman sistemáticamente que los beneficios de la vacunación superan los riesgos de posibles efectos secundarios extremadamente raros”. Después ofrece cifras a destacar: “Según estimaciones independientes, se salvaron más de 6.5 millones de vidas mundialmente en el primer año de uso de la vacuna y se suministraron más de tres mil millones de dosis en todo el mundo, impactando positivamente en el control y manejo de la pandemia”.
Retirada sin honores
La semana pasada la vacuna fue retirada de circulación en Reino Unido. Según los argumentos que comparte la compañía, fue por motivos que no se relacionan con los conflictos legales que afronta, sino con que bajó la demanda porque la tecnología no actualizó su fórmula, a pesar de las nuevas variantes de coronavirus que circulan. Al respecto, Lozano comparte: “Cuando uso comenzó a generalizarse en todo el mundo, aparecieron efectos adversos que tenían que ver con la formación de coágulos y trombosis que pueden generar problemas en el cerebro y en el sistema nervioso en general”, explica Lozano.
A partir de esta situación, algunas naciones decidieron sacar a la vacuna de circulación y se conocieron, posteriormente, papers –uno difundido en la prestigiosa The Lancet– que referían esta situación. Si bien este tipo de casos podría erosionar la confianza en las vacunas, vale la pena recordar que fueron las herramientas que permitieron restablecer la vida tal cual los humanos la conocían luego de una pandemia de dimensiones sin precedentes.
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