El Colegio Argentino de Cardioangiólogos Intervencionistas (CACI) advirtió que peligra la posibilidad de colocar stents o efectuar angioplastías, debido al «aumento exponencial del costo de los equipos y los insumos médicos y la baja sistemática de los honorarios profesionales». Según denunció la entidad, ya se están reprogramando prácticas y hay demoras de varios meses, lo que «evidentemente pone en riesgo la salud del paciente». «De no mediar una solución en el mediano plazo, toda la actividad va a verse paralizada, generando un impacto incalculable sobre la salud de la población», indicó.
Según los profesionales nucleados en el colegio, se está dando una conjunción de factores que ponen en peligro la actividad, una suerte de «tormenta perfecta sobre esta imprescindible disciplina médica que atiende y asiste a una porción importante de la población».
Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en la Argentina. Según el último reporte estadístico del Ministerio de Salud de la Nación, en 2021 se registraron 107.403 fallecimientos por las enfermedades del sistema circulatorio.
Las angioplastias coronarias con utilización de stents realizadas precozmente son el tratamiento más eficaz para disminuir la mortalidad del infarto de miocardio. El tratamiento por catéteres del accidente cerebrovascular realizado en las primeras horas del inicio de los síntomas logra disminuir no solo la mortalidad sino también el grado de incapacidad que puede generar.
El Colegio explicó que para realizar estas intervenciones se necesitan «además de profesionales altamente entrenados, medicamentos, insumos y equipos biomédicos de alta tecnología que no se fabrican en el país«.
El costo de los equipos y de los insumos aumentó entre un 300 y un 500 por ciento, alertó la entidad y destacó que «estos incrementos no se han visto reflejados en los centros asistenciales donde se realizan estos procedimientos y que las obras sociales y sistemas de medicina privada pagan».
«Estos bajos valores abonados por los financiadores afectan no solo a los médicos sino que las instituciones se quedan sin márgenes para renovar equipos e infraestructura. También sucede que, aun pagando magros honorarios, los números no cierran y comienzan los ajustes, reutilizando los insumos, postergando la actualización de los equipos y ajustando la retribución de los profesionales, bajando de ese modo la calidad de las prestaciones», indicó.
En los últimos años, los salarios de los médicos «cayeron a valores que hacen cada vez más difícil mantenerse en la especialidad». «En Argentina, hay una gran dificultad en sostener el trabajo por las pobres condiciones a las que son sometidos estos profesionales. A eso se le suma que en la mayoría de los casos los médicos cobran a los 90, 120 y a veces 150 días después de asistir al paciente, sin ningún tipo de interés ni indexación».
La consecuencia más inmediata de esto es que médicos con excelente formación están emigrando a países que los reciben con los brazos abiertos y retribuciones acordes con la calidad de su trabajo, alertó el CACI.
Por la falta de soluciones a estos problemas, algunas empresas de medicina prepaga y muchas obras sociales no autorizan el suministro de los componentes básicos para poder llevar adelante la prácticas, lo que dilata los estudios necesarios.
El presidente del CACI, Juan José Fernández, remarcó que “está en crisis la atención de las urgencias, tanto sea por infartos coronarios u otras condiciones cardiológicas y cerebrovasculares. Los especialistas, en lugar de concentrarnos en la realización del procedimiento, tenemos que estar pendientes de conseguir los insumos mínimos necesarios para su realización y, muchas veces, trabajar en condiciones muy precarias”.
Por su parte, Alejandro Palacios, expresidente de la entidad, señaló que «toda esta situación grafica claramente que la medicina está desatendida, y no por los propios médicos, que hacemos esfuerzos sobrehumanos –muchas veces trabajando sin los recursos mínimos necesarios– sino por el propio sistema y por las autoridades que deben velar por brindar un servicio de calidad a la población».
Según datos de la Word Heart Federación, las enfermedades cardiovasculares son responsables del mayor número de muertes en todo el mundo: por esta causa murieron más de 23 millones de personas en 2023. Sufren hipertensión arterial entre 600 y 1000 millones de personas en el mundo”.
El destacado cardiólogo intervencionista Rubén Kervorkian advirtió que “las enfermedades cardiovasculares son también la principal causa de muerte en la Argentina. Según el último reporte de Estadísticas Vitales de la Dirección de Estadísticas e Información de Salud (DEIS) del Ministerio de Salud de la Nación, en 2022 se registraron en nuestro país 110.062 fallecimientos por las enfermedades del sistema circulatorio, entre las que se incluyen las hipertensivas, isquémicas del corazón, insuficiencia cardíaca, enfermedades cerebrovasculares, ateroesclerosis y demás enfermedades del corazón y del sistema circulatorio”.