El reino animal abarca infinita cuestiones sobre el comportamiento de cada mascota. En el caso de los perros, algunas personas suelen tomar recaudos a la hora de elegir una raza para adoptar.
Basados en un preconcepto o en escuchar experiencias de otros dueños, la decisión de adoptar, por ejemplo, a un Pitbull, Rottweiler o Pastor alemán, trae consigo una serie de preguntas previas en cuanto a su comportamiento y a la idea de qué, en su génesis, son ejemplares agresivos y pueden generar discordia en el hogar donde se encuentren.
A partir de esta premisa, que es un tema de discusión recurrente a la hora de dar el paso para domesticar a un perro, la revista Science elaboró un detallado informe al respecto donde profundizó sobre estos preconceptos al hacer un análisis exhaustivo con 2000 perros de raza pura y mestiza.
Con un amplio cuestionario a dueños de animales, la calificada revista llegó a la conclusión de que es erróneo analizar el contexto de esa forma y que cada raza no sigue ciertos patrones de comportamiento. “La raza del perro generalmente es un mal predictor del comportamiento individual y no debe usarse para informar decisiones relacionadas con la selección de un perro como mascota”, indicó este informe especializado y pormenorizado del asunto.
En consecuencia de lo expuesto, LA NACION se contactó con la veterinaria Leila Peluso (MP 14072) quien descartó que la raza esté ligada a la agresividad del animal y ejemplificó con los comportamientos de un Pitbull, el can que está mirado de reojo por su tenaz mordida.
“La agresividad en los perros no está solamente ligada a la raza, sino también a factores ambientales, crianza, genética, es un combo de características que definen el comportamiento y temperamento del animal”, resaltó Peluso sobre el preconcepto que existe sobre algunas razas de perros.
En esa misma línea, agregó: “El perro es un individuo único y puede haber tantos temperamentos como cantidad de perros. Dentro de una raza hay temperamentos más tranquilos y más agresivos, según cómo fue criado, cómo fue su crecimiento, desarrollo y la genética que también está implicada”.
Desde sus primeros días de vida, el perro necesita de la asistencia de su madre y su entorno para el crecimiento. Sin embargo, algunas condiciones pueden atentar contra este procedimiento y el animal, a los 45 días de vida, es dado en adopción, implicando así un riesgo a futuro.
“Es muy importante la sociabilización en los perros. Se recomienda, mínimo, que estén 60 días con la madre, por lo general suelen dar en adopción a los cachorros a los 45 días cuando le salen sus primeros dientitos y pueden comer alimentos sólidos. Al estar durante dos meses con la madre y su camada, al perro se le enseña cómo sociabilizar y le ponen los límites para saber cómo comportarse”, remarcó la veterinaria sobre la importancia de que el animal crezca con su entorno y pueda ser educado para el resto de su vida.
Y siguió sobre la adopción: “Por eso es importante a la hora de tener perros que se investigue sobre cada raza, sobre cómo entrenarlo no solo de cachorro, sino también para toda su vida y así poder tener una crianza más responsable y que se pueda vivir en armonía con el resto de los integrantes de la familia”.
En tanto, se posó en el ejemplo del Pitbull y aclaró que otras razas también son igual de peligrosas, aunque no son visibilizados los casos: “Los Pitbull tienen un prejuicio por la fuerza de su mordida, pero, por ejemplo, hay millones de mordidas de perros más pequeños como el Chihuahua, Caniche, que no salen en las noticias. Hay que entender que los animales responden a su instinto y no sabemos cómo puede comportarse ante una amenaza o un susto”.
Por último, añadió que los perros deben estar bajo supervisión de un adulto responsable y aclaró sobre lo que significa para ella la mal crianza de los perros: “Está referido a no saber lo que es tener un animal. Cuando uno adopta tiene que saber qué hay que vacunarlo y desparasitarlo, cuidar a nuestra familia de enfermedades zoonóticas que se pueden transmitir de animales a humanos. El animal a diario tiene que tener actividad física por un tema de salud mental y cuando lo sacamos tenemos que llevarlo con correa, collar y en algunos casos, según su temperamento, con bozal”, cerró.