El Congreso de la Nación volverá a estar en el ojo de la tormenta a partir de una actualización salarial que beneficiará a los legisladores. Según confirmaron fuentes parlamentarias, las dietas de los senadores se incrementarán en los próximos meses debido al cierre de la paritaria de los trabajadores legislativos, lo que repercutirá en los haberes de los representantes de la Cámara alta.
El mecanismo se activará por una cláusula votada en abril de 2024 cuando los propios senadores aprobaron a mano alzada y sin debate una norma que dejó sus ingresos “enganchados” a los acuerdos salariales que se negocien para el personal del Congreso. De esta manera, cada actualización paritaria impacta automáticamente en sus recibos.
Será en noviembre cuando se materialice el salto más fuerte: con el valor del módulo alcanzando los $2.554,84, el ingreso bruto de cada senador pasará a ubicarse en los $10.216.000 mensuales. Hasta ahora, las cifras rondaban entre los $9 millones y $9,5 millones, dependiendo de si los legisladores habían renunciado o no al aumento anterior de junio.
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ILUSTRATIVA / X de @SenadoArgentina
La situación divide aguas dentro de la Cámara. Solo la mitad de los senadores había presentado formalmente su renuncia a la suba anterior, en respuesta a un decreto de la vicepresidenta Victoria Villarruel, que les ofrecía la posibilidad de “adecuar o no, total o parcialmente sus respectivas dietas”. El gesto buscó bajar la tensión en un momento de fuerte cuestionamiento social, aunque no todos los legisladores acompañaron la medida.
En el interbloque kirchnerista, por ejemplo, la mayoría de sus integrantes optó por mantener los incrementos, salvo el caso del formoseño Fernando Rejal, quien desistió, y el de Alicia Kirchner, que no percibe dieta por estar jubilada. A ellos se sumaron excepciones de otros espacios, como Lucila Crexell (Las Provincias Unidas) y Natalia Gadano (Por Santa Cruz). El senador Francisco Paoltroni (Formosa) también quedó fuera del esquema, ya que su sueldo se encuentra embargado por la provincia.
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Por el contrario, una larga lista de legisladores de distintos bloques decidió renunciar a la actualización de junio, entre ellos figuras de peso como Martín Lousteau (UCR), Luis Juez (PRO), Alfredo De Angeli (PRO), Carolina Losada (UCR) y José María Carambia (Por Santa Cruz). En total, unos 36 senadores formalizaron la decisión ante la Presidencia de la Cámara.
En abril del año pasado, cuando el Senado convalidó la cláusula de enganche salarial, lo hizo en una votación exprés, sin debate y con escasa cobertura mediática. Fue recién tras los primeros aumentos cuando el tema escaló a la agenda pública y generó un fuerte rechazo social, que obligó a Villarruel a reaccionar con un decreto para permitir renuncias individuales.
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En la práctica, los incrementos se producen de manera automática, lo que deja a los legisladores en una posición compleja frente a la opinión pública. Quienes optan por no renunciar se aseguran ingresos que superarán los $10 millones en noviembre, mientras que aquellos que sí lo hacen, al menos parcialmente, buscan enviar una señal de austeridad en un contexto de crisis económica.
El debate sobre los sueldos de los senadores se reaviva en cada aumento y refleja la tensión entre las necesidades de representación política y el reclamo social por mayor sensibilidad en el manejo de los recursos públicos. El nuevo salto, confirmado para fin de año, promete volver a instalar la polémica sobre el costo de la política en Argentina.