Sin previo aviso, Connie Ansaldi descolocó a todos al revelar al aire que se casó hace más de un año con un empresario al que conoció en una conferencia para emprendedores. Lo más jugoso: mantuvo el matrimonio bajo un silencio férreo y apenas se animó a contarlo ahora, cuando el panel comenzó a olfatear misterio. La ceremonia fue en Las Vegas, con vestido comprado a las apuradas y un anillo improvisado, sellando una unión que nadie —pero nadie— se esperaba. Según ella, la decisión fue completamente privada para evitar interferencias y miradas curiosas.
En el piso, la morocha se sinceró sobre el pacto de silencio con el conductor del ciclo: “Lo primero que hice fue escribirle y contarle lo que había hecho, pidiéndole por favor que no lo dijera si llegaba a enterarse”. Ante la sorpresa del panel, agregó con admiración: “Cuando alguien le confía algo, él sabe guardar secretos”. La mesa explotó en comentarios y chicanas, pero la panelista jamás perdió la sonrisa. Se notaba que había guardado esa bomba bajo llave y le divertía verla explotar ahora.
La historia de amor arrancó mucho antes, cuando el empresario quedó fascinado tras verla presentar su proyecto. Connie Ansaldi recordó entre risas la primera invitación a cenar, y sobre todo, el beso inesperado: “Cuando me estaba bajando de la camioneta, me dio un beso inesperado y algo me recorrió el cuerpo”. Confesó que casi nunca permite que el primer paso lo dé el otro, pero esta vez se dejó llevar por la intuición… o por ese beso bien puesto.
La boda exprés, lejos de la parafernalia tradicional, la encontró comprando el vestido un día antes y el anillo en la calle. Sin damas de honor, sin prensa, sin circo. Sobre su decisión, explicó sin vueltas: “La gente se casa al revés, primero se expone y después se arrepiente”. Y su postura parece haber funcionado: un año después, sigue firme y sin arrepentimientos. El panel, claro, casi se desmaya de la intriga.
EL CASAMIENTO SECRETO DE CONNIE ANSALDI
En medio del revuelo, no faltaron las flores para el conductor. Ángel de Brito fue destacado por la panelista al decir que parte de su trascendencia en el medio tiene que ver con “saber administrar la información”. Una frase que levantó cejas: ¿estaba tirando palos hacia otros colegas que no saben cerrar la boca? El estudio olió sangre, pero ella se mantuvo elegante.
Ya más relajada, cerró con una risa pícara y la frase que dejó temblando al panel: “Me bajé de la camioneta y pensé que debía darle una oportunidad, porque algo había sentido”. Y sí, cuando hay química, ni el secreto más pesado puede esconderlo para siempre.
