sábado, 23 agosto, 2025
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Crece el debate sobre el cambio de huso horario en Argentina

Hace apenas 48 horas, la Cámara de Diputados aprobó con media sanción el proyecto del mendocino Julio Cobos que propuso dejar atrás el huso horario que Argentina adoptó hace ya algunos años y volver al que corresponde según el planisferio y la longitud geográfica en la que se ubica buena parte del territorio de la Argentina continental.

De aprobarse, el resultado sería retrasar en sesenta minutos la hora oficial del país. Eso, claro, abrió un complejo debate sobre las consecuencias. Es que el cambio implicaría diferencias en la sincronización de la luz solar con las actividades productivas y educativas. Esto, entre otras cosas, podría redundar, o no (hay posturas encontradas), en un posible ahorro de energía eléctrica. Y seguro aportaría beneficios a la salud pública y a la seguridad.

En lo que sí no hay dudas es que, si el horario nacional vuelve a ser el 04 GMT, a cuatro horas al oeste del meridiano de Greenwich, como establece el Sistema Internacional de Husos Horarios, y deja el actual 03GMT, habría beneficios para la salud.

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Eso deja muy en claro la publicación del doctor Diego Golombek, uno de los máximos expertos en biología del sueño y con numerosos estudios sobre estas temáticas. “Efectivamente, Argentina está mal situada, en el huso -3 (o sea, 3 husos horarios al oeste del meridiano de Greenwich) cuando debería ser -4. Y agregó: la intención de corregir nuestro desfase horario es muy acertada”.

Pero eso sí, también dejo en claro que una parte de la nueva propuesta legislativa que ahora será debatida por diputados sí es errónea: “Es cierto que la parte oeste de algunas provincias toca la franja -5, pero esto no amerita que el territorio nacional deba tener dos husos horarios: si todos estuviéramos en el -4, sería muy razonable. El proyecto —tal como fue aprobado con media sanción— plantea hacer cambios de horario en verano e invierno, alternando entre -3 y -4. Y eso está mal porque los cambios de horario siempre producen trastornos en el cuerpo y generan más accidentes. Y concluyó: la intención de corregir nuestro desfasaje horario es muy acertada, pero la alternancia de horarios trae más trastornos que soluciones. Muchos países que siguen alternando entre horarios de verano e invierno están rediscutiendo el tema para quedarse todo el año en horario estándar”.

«Una vez más, primó la opinión sobre la evidencia científica»

Desde el punto de vista del posible ahorro energético también se armó debate. Un informe elaborado por el Instituto de Ambiente, Hábitat y Energía del Conicet, buscó responder preguntas como: ¿Qué consecuencias tiene que el país no esté en el huso horario que le corresponde?

No iniciar las actividades diurnas con luz natural —como le sucede actualmente a gran parte de la población argentina— provoca jetlag social, también conocido como descompensación horaria o trastorno por desfase horario (disrupción circadiana). En términos prácticos, el principal estímulo sincronizador es la luz de la mañana, que tiene efectos positivos sobre los niveles de alerta y el estado de ánimo. Por otra parte, como la mayoría de las actividades diurnas requieren el funcionamiento de nuestra visión, es necesario encender la luz eléctrica para ver, lo cual conlleva un mayor consumo de electricidad.

Cuánto tiempo habrá que atrasar los relojes

Dado que Argentina presenta niveles importantes de jetlag social, y con el objetivo de mejorar los parámetros de salud pública, rendimiento académico y productivo, reducir el ausentismo escolar y la siniestralidad vial, se recomienda que el país adopte el huso horario UTC -4, que acerca la hora solar a la Hora Oficial por la cual, por convención, se rigen las actividades diurnas.

Y recordó que “el Sol marca la duración de las horas de luz natural de forma rítmica y predecible. Si queremos hacer un uso sustentable de esta luz, debemos aprovecharla para iluminar”.

Otras formas de ahorrar energía

En trabajo también detalla que “en términos de consumo de energía eléctrica, el mejor ahorro se logra apagando las luces en edificios públicos cuando no sean necesarias, refuncionalizar aquellos espacios que no aprovechan adecuadamente la luz natural y comenzar a construir edificios concebidos desde su diseño para un aprovechamiento eficiente de la iluminación diurna. Esto debe ir acompañado de un análisis sistemático del comportamiento del usuario respecto al uso de luz artificial en nuestro país”.

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