El gesto paternal de Quintana que emocionó a Central tras la lesión de Giménez

16/08/2025 19:37hs. Actualizado al 16/08/2025 19:39hs.

Carlos Quintana se arrodilla. Ya entendió todo. Escuchó el grito de Juan Giménez, siguió completa la jugada, se le erizó la piel. Por eso, el defensor de 37 años hace las veces de hermano mayor, de padre, de amigo. Y en un acto de comprensión, de empatía, abraza al zaguero que en abril cumplió 19, que minutos después saldrá de la cancha escuchando aplausos que no le llenarán el vacío que siente en el corazón.

Porque Giménez sintió algo, algo muy doloroso, apenas la pierna derecha le quedó trabada en el césped del Gigante. Fue cuando se disponía a cumplir con un cierre e imponer presencia para evitar que un pase frontal le llegara a Jonatan Herrera, el #9 de Deportivo Riestra. En ese momento, justo antes de que Jorge Broun tomara entre sus manos el balón, el zaguero pisó y automáticamente hizo un gesto de dolor.

Iban 36 minutos en Arroyito cuando la caída de Giménez cambió el clima. Casi que dejó en stand by a todo el estadio mientras los compañeros de JG se tomaban la cabeza y hablaban y los integrantes del staff médico de Ariel Holan (el médico Carlos Buttó y el kinesiólogo Leandro Arri) atendían al juvenil, que saldría en carrito para ser relevado por Juan Cruz Komar.

Así se retiraba Giménez (Imagen TV).

La reacción de los compañeros de Giménez (Imagen TV).

Aunque el diagnóstico de Giménez se conocerá luego de que el zaguero se realice estudios por imágenes, la angustia del pibe tiene un sentido: dentro de 42 días comenzará el Mundial Sub 20 de Chile. Un torneo para el que Juan se estaba preparando: formó parte del ciclo de Diego Placente, quien ya lo había tenido en la Sub 17 y -por el momento, hasta que se conozca el grado de la lesión de JG- lo considera para el torneo más importante de la categoría.

Tanto es así que tanto Juan como su compañero Giovanni Cantizano habían conformado el plantel que se entrenó hace un par de semanas en Ezeiza a modo preparatorio. Con el peso del dolor y de la incertidumbre, aunque temiendo que se trate de una lesión grave, Giménez se desplomó entre lágrimas. Y recibió el apoyo de todos. Entre ellos, el de un Quintana que se arrodilló y conmovió. Casi como un padre.