Barcelona suma un nuevo episodio de violencia urbana que ha reabierto el debate sobre la seguridad en las calles y el abordaje de la inmigración irregular.
Un hombre de aproximadamente 50 años falleció esta semana como consecuencia de un violento incidente ocurrido en la madrugada del 29 de junio en el centro histórico de la ciudad, cuando regresaba a su domicilio tras finalizar su jornada laboral como camarero en un restaurante de la Barceloneta.
Los hechos tuvieron lugar alrededor de las cinco de la mañana, coincidiendo con la festividad de San Pedro. Según fuentes policiales, la víctima caminaba acompañada de su hijo cuando un ciclista —identificado como un joven de 25 años de origen magrebí y con antecedentes— estuvo a punto de atropellarlos.
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El trabajador recriminó la maniobra imprudente, lo que derivó en una reacción desproporcionada por parte del agresor: sin mediar palabra, extrajo una navaja e intentó apuñalar al hombre. En el forcejeo, la víctima cayó al suelo y sufrió un fuerte golpe en la cabeza que lo dejó inconsciente.
El herido fue trasladado al hospital, donde permaneció varios días en estado crítico, hasta que finalmente falleció esta semana. A raíz de su muerte, las autoridades reorientaron la investigación y ahora el caso es tratado como posible homicidio.
Los Mossos d’Esquadra, a través de la Unidad de Investigación de la comisaría de Ciudad Vieja, esperan los resultados de la autopsia para determinar si existe una relación directa entre la agresión y el fallecimiento, lo que podría implicar la reformulación de los cargos contra el detenido.
En un primer momento, el presunto agresor fue arrestado por un delito de lesiones y puesto en libertad. La víctima, un trabajador con familia, se suma ahora a la lista de homicidios ocurridos en lo que va del año en la capital catalana. De confirmarse el cambio de tipificación penal, se trataría del octavo homicidio registrado en Barcelona en 2025, igualando la cifra del mismo periodo del año anterior.
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Fuentes policiales no descartan que el móvil del ataque haya sido un intento de robo, aunque hasta el momento no hay elementos concluyentes. La reincidencia de casos similares en la zona refuerza la preocupación sobre el impacto de la delincuencia ligada a perfiles migratorios irregulares.
Semanas atrás, también en Ciudad Vieja, dos jóvenes magrebíes fueron detenidos tras causar la muerte de una persona en situación de calle con un único golpe. En aquel caso, la Guardia Urbana los arrestó y posteriormente fueron entregados a los Mossos para su investigación por homicidio.
Este nuevo hecho vuelve a poner en cuestión la efectividad de las políticas de seguridad urbana, el tratamiento judicial de los casos de violencia perpetrados por individuos con antecedentes delictivos y la falta de control en la inmigración masiva que han tenido los países de Europa luego de las políticas progresistas de la izquierda populista.
La liberación inicial del sospechoso, pese a sus antecedentes, y su posterior vinculación a un homicidio plantea interrogantes sobre los protocolos de actuación frente a situaciones de riesgo en el espacio público.