lunes, 23 junio, 2025
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Técnicas y lagunas para encontrar a los pejerreyes al ras del fondo

En todos lados se habla del frío. Las marcas térmicas bajas llevan a que sea el comentario de todos y la inminente llegada del invierno hace que cada vez se haga más hincapié en ello.  El pescador, como no puede ser de otra manera, también habla de heladas y en rindes que decrecen en superficie por efecto de las crudas temperaturas. Los obliga a buscar alternativas para tener pique, modificar sus técnicas y modalidades, ya con peces que encuentran a otras profundidades su comodidad. En ese contexto, y para los amantes de la pesca del pejerrey en ámbitos bonaerenses, pierden vigencia los clásicos aparejos de flote con bajadas muy cortas y aparecen las líneas que trabajan al ras del fondo, ya sea con varios elementos de flotación o el siempre presente paternóster o chiripá. Será espacio de otro informe otra serie de implementos que funcionan muy bien como son el balancín o aparatito, clásico cordobés, entre otros elementos usados en lagos, lagunas y embalses del país. 

A flote

Si pretendemos con las bajas temperaturas seguir pescando a flote y con escasos cm de brazoladas, hay que buscar espejos puntuales que pagan bien en dicha modalidad, como La Salada de Madariaga que nos dejan seguir pescando con bajadas relativamente cortas, lo mismo en Sauce Grande o La Pandorga, en Energía, tres ámbitos de distinto presente pero siempre rendidores. hay que mencionar que la mayoría de las lagunas bonaerenses empiezan a dar más frutos trabajando más abajo, con un problema que surgió este año: el aumento de nivel en algunos. Por caso, La Boca y Altos Verdes en Pila, dos ámbitos que por la crecida llevó a pescar a los aficionados a más de 3 m de profundidad en los últimos días. Otras temporadas, al estar bajas, el pejerrey se iba al fondo y eso nos obligaba a buscar el pique entre el 1,50 y los 2 m, pero eso se duplicó con las lluvias de meses recientes. Monte y Lobos son otros ejemplos de esto, en ambos casos hoy rinde muy bien el aparejo tradicional de flote, pero con brazoladas que están entre 1,80 y 2 m, es decir, líneas ultra largas y donde aparecen en acción, con mejor rinde, las cañas tanto telescópicas o de tramos de 4.50 m. 

Paternóster

Esta línea trabaja en distintas profundidades y nos permite encontrar el pique del pejerrey, sumado a que nos brinda una sutileza increíble. Es sumamente necesaria en espejos como La Brava en Balcarce, y cumple en otros clásicos como Cochicó, Cuero de Zorro o en los embalses de Córdoba. Para los menos experimentados, vamos a contarles que este elemento es una especie de línea de fondo que normalmente lleva 3 brazoladas, pero arriba tiene una boya regulable, la que nos permitirá pescar en variadas líneas de pique. Se usa una boya alargada parecida a una lapicera, también llamada cordobesa. Las bajadas suelen ser entre 30 y 40 cm de largo, aunque hay ámbitos que se alargan o acortan, en nylon que puede ir del 0,23 a 0,40 mm dependiendo los portes que se obtengan de pejerreyes. El nivel de la boya se limita con un nudo corredizo que hace de tope a su desplazamiento. 

Aunque cada aficionado tiene su forma de trabajar con este aparejo, lo más tradicional es que el paternóster se regule para que trabaje a 45 grados. En esa posición, el más leve toque hará que nuestra boya se acueste y delate la presencia del pez. En cambio, si el pez toma la carnada y huye hacía abajo, el elemento de flotación se enderezará, hundiéndose apenas. Los que prefieren trabajar con la boya vertical, apenas sumergida, deben lastrarla de manera que quede parcialmente bajo el agua 3 a 4 cm de la misma. Esta técnica obliga a estar atentos a que una leve llevada podría confundir al pescador con el movimiento que imprime el viento, aunque apenas rice la laguna. Para la regulación del aparejo, es indispensable tener plomos partidos a mano para ir regulando la boya en el lugar de pesca, ya que el viento, la densidad del agua y otros motivos influyen en la flotabilidad. 

Al paternóster no es necesario arrojarlo lejos de la embarcación pues se lo suele utilizar sólo a máximas profundidades y cuando no podemos o no rinde usar aparejos de flote. La posibilidad de mover la hondura con el corredizo es la principal ventaja, buscando la línea de pique muy rápido. Con respecto a los colores, siempre nos regimos con respecto a la posición del sol. Cuanto mayor sea el reflejo, más oscuros deben ser los tonos. 

Chiripá

Se trata de un aparejo muy particular que se utiliza en lugares bien específicos en los que es casi imposible alcanzar un buen rendimiento con cualquier línea. En La Brava tiene muchísimos adeptos, también en la vecina De los Padres. 

Esta línea, la original, se halla confeccionada con una boya al principio y otra al final, dejando entre medio de ambas un largo que puede oscilar entre 2 y 3 m, del cual colgarán tres brazoladas. Claro está, siempre hay modificaciones a criterio del aficionado. La intención de este aparejo es que el pescador la trabaje con la panza del nylon, ya sea soltando o estirando el aparejo. Resulta conveniente que las dos boyas tengan un mínimo peso en la parte inferior. 

Tres opciones de tantas que tiene el pescador a la hora de ofrecerles las carnadas a los pejerreyes en estos tiempos de bajas temperaturas. Alargar las brazoladas es clave si pescamos a flote o caer en el siempre vigente paternóster, indispensables detalles para tener éxito. 

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