El Congreso argentino atraviesa una etapa de parálisis legislativa marcada por una estrategia deliberada del oficialismo para frenar el avance de proyectos impulsados por la oposición. Con una Cámara de Diputados fragmentada y sin mayorías claras, el Gobierno de Javier Milei ha optado por utilizar el control de las comisiones clave como herramienta para ralentizar el debate parlamentario y evitar que iniciativas contrarias a su agenda lleguen al recinto.
La dinámica actual se caracteriza por la escasa convocatoria a sesiones ordinarias y la proliferación de sesiones especiales en el Congreso, que solo se concretan si los bloques opositores logran reunir el quórum necesario. Pero incluso cuando eso ocurre, los proyectos deben sortear un obstáculo adicional: el paso por comisiones, muchas de las cuales están presididas por legisladores de La Libertad Avanza (LLA), el PRO o la UCR, fuerzas que actúan como aliadas del oficialismo en la mayoría de los casos.
Uno de los ejemplos más notorios es la Comisión de Presupuesto y Hacienda, presidida por el diputado libertario José Luis Espert, que se ha convertido en el principal cuello de botella legislativo. Según datos del Congreso, es la comisión que más emplazamientos ha recibido en lo que va del año, una señal clara de que su funcionamiento está siendo bloqueado o postergado de forma sistemática.
La estrategia consiste en derivar los proyectos a la mayor cantidad de comisiones posibles, lo que dilata su tratamiento. Luego, las presidencias de esas comisiones —en manos del oficialismo o sus aliados— evitan convocar a reuniones o directamente no habilitan el debate.
Esto obliga a la oposición a recurrir a mecanismos como el emplazamiento, una herramienta parlamentaria que permite, mediante votación en el recinto, forzar la apertura de una comisión en un día y hora determinados para tratar un temario específico.
Esta situación ha generado un creciente malestar entre los bloques opositores, que denuncian una “clausura de hecho” del Congreso. “Se volvió realmente difícil tratar un proyecto de ley. Como manejan las comisiones más importantes, no llaman al debate.
Sesión especial
Entonces nosotros tenemos que pedir una sesión especial, juntar el quórum, emplazar a las comisiones, conseguir las firmas para dictaminar, volver a pedir sesión especial, y todo eso para que Javier Milei lo vete”, explicó un diputado opositor en declaraciones recientes.
El caso del financiamiento universitario es paradigmático. Existen al menos seis proyectos presentados para garantizar recursos a las universidades públicas, pero todos están frenados en las comisiones de Presupuesto y de Educación, presididas por Espert y Alejandro Finocchiaro (PRO), respectivamente. Lo mismo ocurre con iniciativas vinculadas al Hospital Garrahan, la emergencia pediátrica, la salud mental infantil y el apoyo a las pymes, que requieren dictamen de comisiones controladas por el oficialismo.
Seguinos en Google News y en nuestro canal de Instagram, para seguir disfrutando de las últimas noticias y nuestro mejor contenido.