YPF concretó una nueva etapa de su proceso de desinversión en áreas maduras al cerrar un acuerdo con Petróleos Sudamericanos para la cesión de Señal Picada – Punta Barda, un bloque que se extiende entre las provincias de Neuquén y Río Negro y que representa la principal área productiva del lado rionegrino de la Cuenca Neuquina. La operación se inscribe en el marco del Plan Andes, que la compañía impulsa desde 2023 como parte de su estrategia de focalización en el desarrollo del shale en Vaca Muerta.
Con esta cesión, YPF acumula 11 áreas transferidas, mientras mantiene otras 24 en etapas avanzadas de traspaso y 15 en curso de negociación. A su vez, continúa con procesos similares en las provincias de Santa Cruz y Tierra del Fuego.
El área Señal Picada – Punta Barda había atravesado una etapa inicial fallida en el proceso de traspaso. Según detalló el suplemento EnergiaOn, la operación quedará a cargo de Petróleos Sudamericanos, una firma con trayectoria en Argentina, Colombia y Ecuador. En la Cuenca Neuquina, la empresa ya participa en siete áreas bajo concesión de exploración y explotación.
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La transferencia de este bloque es relevante por su peso dentro del mapa productivo de Río Negro, provincia que concentra una parte menor del desarrollo no convencional pero con una participación significativa en áreas convencionales. La reconfiguración del portafolio de YPF impacta directamente en la planificación energética y fiscal de las provincias productoras, que ajustan sus estrategias frente al retiro de la petrolera de bandera en ciertos segmentos.
El objetivo declarado de la empresa, según se comunicó oficialmente, es consolidar su perfil como operador de shale a escala global. Bajo el denominado “Plan 4×4”, YPF busca concentrar inversiones en proyectos de mayor escala y rentabilidad, a través de una “asignación eficiente de recursos” y una “gestión activa del portafolio de activos”.
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Esta orientación estratégica también implica una redefinición del rol de las operadoras en áreas marginales o maduras, que en muchos casos pasan a manos de empresas de menor escala o con foco regional. En esa línea se inscriben también las cesiones de Estación Fernández Oro a Quintana Energy, y otras recientes en Santa Cruz y Chubut.
La continuidad operativa de estos bloques bajo nuevos operadores plantea desafíos y oportunidades. Por un lado, se abre la posibilidad de implementar esquemas más flexibles de desarrollo en campos con infraestructura existente. Por otro, requiere de un monitoreo por parte de los gobiernos provinciales sobre el cumplimiento de los compromisos de inversión, ambientales y laborales.
En paralelo, la estrategia de YPF se alinea con la proyección de aumentar su producción de shale oil y gas en Vaca Muerta, donde concentra sus esfuerzos en bloques como Loma Campana, La Amarga Chica y Bandurria Sur. Esta concentración está acompañada por acuerdos logísticos, inversiones en infraestructura y proyectos de exportación a gran escala, como la terminal de licuefacción en el Golfo San Matías.