El viernes pasado, la jueza penal Lilian Bórquez decidió liberar a Andrés «Pitu» Almonacid, un delincuente de Comodoro Rivadavia con múltiples antecedentes que estaba detenido por robo y amenazas.
La decisión desató indignación en la Fiscalía, que había advertido sobre el «peligro de fuga» y el «entorpecimiento del proceso».
Pero lo peor ocurrió horas después: Almonacid no se presentó a una nueva audiencia, por lo que el tribunal debió ordenar su captura nuevamente.
No es la primera vez que ocurre esta fuga: El 28 de marzo, durante una revisión de su prisión preventiva, Almonacid y su cómplice, Esteban Soto, lograron fugarse en medio de la audiencia.
Foto: MPF
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En esa ocasión, la jueza Bórquez (exabogada de la Defensa Pública) también los había liberado, pero la Fiscalía apeló y dos jueces de Esquel revocaron la medida.
Sin embargo, en un cuarto intermedio, Soto escapó, y minutos después, Almonacid hizo lo mismo al conocer la resolución en su contra.
Ambos fueron recapturados semanas más tarde, pero este viernes, la jueza Bórquez volvió a dejarlo en libertad, ignorando su historial de evasión.
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Fuentes del Ministerio Público Fiscal calificaron la decisión como «incomprensible» y advirtieron que «estas resoluciones debilitan el sistema judicial».
Mientras Almonacid sigue prófugo, la pregunta queda flotando: ¿Por qué una jueza insiste en liberar a un delincuente que huye una y otra vez?