Aferrada al avance del oleoducto de YPF, la dirigencia de Sierra Grande pretende dejar atrás la fallida construcción de una planta de GNL y apuesta a la proyección industrial en las costas de la Patagonia. Al menos eso cuenta la intendenta de Juntos Somos Río Negro, Roxana Fernández, aliada del gobernador Alberto Weretilneck.
“Estamos enfocados a lo concreto, con el oleoducto, lo otro es una decisión que nos excede”, le dijo Fernández a Letra P, blanqueando el mal trago digerido la última semana, cuando se anunció que no iba a desarrollarse una megaobra como se había comunicado hace meses. Pero el traspié no evitó las buenas noticias: el ministro de Economía, Luis Toto Caputo se encargó de celebrar la llegada de otro barco al Golfo San Matías, corriendo el eje de la agenda.
EL NUEVO EJE PRODUCTIVO
A poco de que se hiciera público en voz de Horacio Marín, CEO de la petrolera estatal, que los barcos que exportan gas al mundo procesarán el recurso natural que sale de las entrañas de Vaca Muerta directamente en el mar, la percepción en el municipio serrano no cambió demasiado. Al menos eso expuso Fernández, luego de la visita del gobernador para enterrar cualquier versión negativa y que se presentara el plan de un nuevo barco licuefactor.
“Mi responsabilidad es trabajar con el gobernador, mejorar la infraestructura de la ciudad que necesitará dotarse de muchos servicios”, insistió Fernández, voz cantante de Weretilneck.
La semana tuvo un cierre tumultuoso para el gobierno rionegrino. Pese a los anuncios y al progreso tangible de un nuevo oleoducto, por el que Río Negro negocia un canon de los gigantes de la industria involucrados en la última etapa de su construcción, las declaraciones de Marín sacudieron a la política doméstica.
EL GIRO DE LA PELEA CON KICILLOF
Lo que había enfrentado a Weretilneck con Axel Kicillof, finalmente tuvo un giro sustancial porque, tal como se anunció oficialmente, no se construirá la planta que iba a darle un plus al gas que se extrae de la cuenca neuquina. Ni en Bahía Blanca ni en Sierra Grande.
La ciudad serrana fue especialmente caja de resonancia debido al nuevo golpe vinculado a su desarrollo. La movida se asimiló con calma por parte de la intendenta Fernández, que recibió al conductor de JSRN en una férrea manifestación de acompañamiento, en otra muestra de contención ante las críticas de la oposición.
“Entendemos que las novedades generaran cierto escepticismo, pero que se evapora por el movimiento que sí existe en la localidad. El oleoducto es una realidad”, cuenta quien fuera legisladora, entre 2019 y 2023, por el circuito atlántico. “Se radicaron compañías, proveedores, se asientan diversas empresas. Ya hay un cambio sustancial con el movimiento de maquinarias en diferentes zonas de la localidad. Las expectativas están puestas en la exportación de petróleo”, repite a Letra P la intendenta.
La gran responsable del desembarco de maquinaria es la firma Milicic, prestadora de servicio en el movimiento de suelo y los primeros trabajos para del oleoducto. Durante todo el año se incrementó la actividad en las costas del mar patagónico, creando una perspectiva favorable en la escéptica población. «Los serranos lo ven, son testigos del movimiento incesante de maquinaria», repite.
LAS CRITICAS OPOSITORAS
Tras los anuncios que oficializaron los cambios, uno de los que salió a cuestionar la decisión nacional, pero también la actitud del gobierno rionegrino, fue el senador Martín Doñate. “La entrega fue total, el verso también”, escribió el peronista hoy alineado con el PJ de CFK.
“Le votaron todo: superpoderes, Ley Bases, RIGI, y hasta firmaron el Pacto de Mayo. Y se confirma lo peor: no va a haber planta de GNL en Río Negro”, escribió en X el dirigente que, aunque con críticas, había celebrado la instalación de la planta.
Doñate fue taxativo con las críticas sobre la situación particular de Sierra Grande. Primero fue “el circo del hidrógeno verde”, dijo, que incluyó anuncios rimbombantes y promesas de desarrollo “pero todo quedó en la nada”. “Ahora, otra estafa y otro golpe a la esperanza de un pueblo que quiere trabajo, futuro y dignidad”, agregó respecto a la planta de GNC.
“Nuestra provincia vuelve a ser tratada como una servidumbre de paso, usada para el saqueo de las grandes corporaciones. El gas se lo llevan. El negocio se lo quedan unos pocos. Y el pueblo rionegrino queda, otra vez, con la ñata contra el vidrio”, aseguró.