Ante la inseguridad que existe en algunas ciudades de la Argentina, muchos optaron por diferentes técnicas para proteger sus casas frente al peligro de que un delincuente ingrese. Desde alarmas por monitoreo, cercas electrificadas y cámaras, las opciones que contribuyen a generar una confianza extra en el hogar se multiplican. Asimismo, el hábito de dejar las llaves puestas en la puerta es una reacción común de la que los expertos advierten como un riesgo mayor.
Dejar las llaves en la cerradura, cuando está cerrada, parece algo seguro, porque, desde el pensamiento lógico, impediría que un extraño inserte una herramienta específica para violar la seguridad.
Según el sitio HomeGo, dejar las llaves de esa forma solo facilitaría el ingreso de los ladrones a la propiedad. En primer lugar, esto provoca un desgaste de la cerradura, que con el paso del tiempo provoca que se oxiden ambos metales, haciendo que sea prácticamente inútil su uso a futuro.
Como segundo aspecto a tener en cuenta, que las llaves estén allí, deja expuesta la posibilidad de que los ladrones las muevan con un potente imán. Incluso, si la cerradura es vieja y está gastada, les resultará más fácil corromper con el ingreso a la casa.
Además, insistió en que ese hábito permitiría copiar la técnica bumping, que consiste en insertar una llave realizada con la posición más baja a la que llegan los pitones en ese tipo de cerradura y golpearla con un objeto, separando así los pitones de los contra-pitones, liberando como consecuencia el giro de la llave. Su nombre se debe a la herramienta bump, que sirve para hacer el golpe seco.