El periodista de política, Claudio Mardones, analizó en Longobardi, por Net TV y Radio Perfil (FM 101.9) los alcances de la ruptura entre Cristina Kirchner y Axel Kicillof tras el desdoblamiento de las elecciones en la Provincia de Buenos Aires. “La pelea por la lapicera abre otro interrogante, otra reconfiguración de poder que tiene un impacto directo en cada uno de los territorios”, afirmó.
Claudio Mardones (CM): Las definiciones en la provincia de Buenos Aires empiezan a tener un nivel de dramatismo quizás directamente proporcional a lo que ha implicado para muchos desafiar a Cristina Fernández de Kirchner en este momento.
Por eso decimos que el 7 de septiembre es, quizás, “el día de la lapicera”. La discusión final sobre quién tiene la lapicera en la provincia de Buenos Aires, y especialmente en el reordenamiento de ese panperonismo en estado de ebullición permanente, que se viene movilizando con mucha fuerza, especialmente una parte, en torno al gobernador bonaerense Axel Kicillof.
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Recordemos: no está solo. Tiene un respaldo que, para la dos veces presidenta, no es un tema menor, Marcelo, que tiene que ver con los intendentes. Estamos hablando de un núcleo muy importante de intendentes: de los 84 intendentes que tiene el peronismo, 44 están con Axel Kicillof, 21 están con La Cámpora.
Y algunos consideran que el 7 de abril es finalmente el nacimiento formal del movimiento «Derecho al Futuro«, ese movimiento que va a encarnar la nueva marca del kicillofismo en su disputa con Cristina Fernández de Kirchner.
Pero acá hay un elemento, Marcelo, y la pregunta es: ¿cuánto le perjudica a La Libertad Avanza, al PRO y a la oposición del peronismo en la provincia de Buenos Aires una interna a cielo abierto entre las listas que puede armar Axel Kicillof y su equipo, y las que puede definir Cristina Fernández de Kirchner y Máximo Kirchner, presidente del Partido Justicialista de la provincia de Buenos Aires?
Algunos acotan con cuidado y dicen: «Guarda que esta estrategia también permite poder contener a una parte del voto muy crítico de Cristina Fernández de Kirchner, que quizás no la volvería a votar en otro contexto, y que va más allá del arrastre que puede tener la dos veces presidenta en el conurbano bonaerense».
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Hay una base electoral, especialmente en el conurbano bonaerense, la Tercera Sección Electoral. No es casual que ella, si finalmente se cristaliza esa aspiración de que sea candidata a legisladora bonaerense, desembarque en la Legislatura, en la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires.
Es algo impensado. Lo contábamos la semana pasada. Forma parte de una propuesta que hizo Juan Grabois en la reunión que tuvo con Cristina Fernández de Kirchner. Claro, Cristina quedó en analizar.
Marcelo Longobardi (ML): Esto vendría a ser el equivalente a que Macri se presente como concejal porteño.
CM: Claro, exactamente. Y acá viene otro tema, que implica un desafío ante otro punto que ha sido parte de las negociaciones que han mantenido largamente este fin de semana Sergio Massa, Axel Kicillof y Máximo Kirchner: el futuro judicial de Cristina Fernández de Kirchner ya es una variable electoral.
Hay que ver qué es lo que pasa, en la medida en que ahora, sin García Mansilla en el máximo tribunal… Lo que vos decías: bueno, llega el momento de que transitemos un año con una Corte de tres miembros, con conjueces con 90.000 expedientes —como dijo García Mansilla en su carta de renuncia—.
¿Cuáles van a ser los tiempos que va a tener el máximo tribunal para tratar el caso de Cristina Fernández de Kirchner?
Bueno, de un modo, a pesar del sabor amargo de estas discusiones a destiempo para muchos observadores del peronismo en la provincia, hay un componente: y es que, de esta manera, independientemente de lo que haga la Corte, el largo brazo de esa definición judicial no impediría, no pondría en riesgo la candidatura de Cristina Fernández de Kirchner a la Legislatura bonaerense.
Así que ahí hay un elemento. Y la otra gran pregunta es esta, que también preocupa en el PRO y en La Libertad Avanza. Por eso, desde principio de año insisten al unísono: «Axel es Cristina, Cristina no es Axel«.
Bueno, ayer, esa premisa, que es una premisa de buena parte de los arquitectos de campaña de este año, ha empezado a resquebrajarse.Y ese es un nuevo desafío, especialmente para los armadores electorales de todas las fuerzas políticas.
Porque, con esta definición que tomó el gobernador bonaerense, empezó a demostrar incluso hasta a los que más dudaban, que Axel Kicillof no es lo mismo que Cristina Fernández de Kirchner. Y que, en ese contexto, la pelea por la lapicera abre otro interrogante, otra reconfiguración de poder que tiene un impacto directo en cada uno de los territorios.
Basta repasar un poco los nombres de los intendentes que están detrás de Kicillof y también de los intendentes que están detrás de Cristina. Y el otro gran desafío en este contexto: el 7 de septiembre se vota con la clásica boleta sábana, lista completa, en las categorías bonaerenses. Y el 26 de octubre, boleta única de papel: otra arquitectura.
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Y en ese contexto también se termina de saldar un tema que el gobernador Kicillof tenía sobre el escritorio: que una elección concurrente, con dos instrumentos de votación tan distintos, y además, con una boleta única de papel que se va a estrenar por primera vez en la historia electoral de la provincia, podía llevar, en algunos casos, a demoras superiores a los 10 minutos. Y entorpecer, esto, un proceso electoral que es monumental, y que todavía tiene algunos interrogantes.
¿Quién se va a encargar de organizar la elección bonaerense del 7 de septiembre? Estamos hablando de más de 48.000 urnas, que en este caso serían controladas por la Policía Bonaerense. Así que, Marcelo, queda un largo camino todavía, de carácter logístico y operativo, para las elecciones desdobladas de la provincia de Buenos Aires.
Lo que sí queda claro es que el peronismo, por fuera de la estridencia de esta confrontación, se encamina, por fuera de esta interna a cielo abierto, quizás a poner a prueba dos ofertas distintas: una que le permita contener parte del voto reactivo de Cristina, y otra, con Cristina al frente de la boleta, también, al voto duro.
¿Será? Bueno, la otra gran pregunta es el desafío de si esta polarización va a ser la única, o si el PRO y La Libertad Avanza logran construir una oferta competitiva que pueda meterse en ese río revuelto.
ML: Fíjate que esto ya pasó en el peronismo varias veces.Pasó en los ’80 con Menem y Cafiero. Finalmente fue el nuevo líder del PJ quien desafió al que se suponía que era el jefe, que era Cafiero. Pasó con Kirchner, que fue algo parecido. Y ahora pasa con Kicillof y Cristina.
Sin hilar tan fino como vos, y con independencia de los métodos que se utilizaron para disputar los liderazgos… A mí no me gusta ni Cristina ni Kicillof ni nada, no me importa eso. Lo que estoy tratando de explicar es que es obvio que el peronismo procure establecer alguna clase de jefatura. En este caso, entre dos figuras que eran, por supuesto, tan amigas como eran Duhalde y Kirchner, o como eran Memen y Cafiero. Es una cosa lógica.
CM: Totalmente, totalmente. Lo imprevisible es esto nuevo: que nos encontremos con una confrontación electoral desdoblada, con algunos temas que tienen que ver con el poroteo, con la organización de los comicios, y qué va a pasar con los resultados, también.
MC