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La cochinilla algodonosa (Pseudococcus spp.) es una de las plagas más comunes y destructivas que afectan a las plantas de interior y exterior. Su capacidad para destruir plantas sin ser notada de inmediato ganó la fama de “plaga silenciosa”, debido a que sus primeros daños suelen pasar desapercibidos hasta que ya es demasiado tarde.
La cochinilla algodonosa es un insecto pequeño, blando y cubierto por una capa de cera que le da una apariencia algodonosa. A menudo se agrupan en racimos blancos y lanudos sobre las plantas.
A pesar de su apariencia inofensiva, estas plagas son altamente destructivas para las plantas, ya que se alimentan de la savia de las hojas, tallos y raíces, debilitando la planta y haciendo que sea más susceptible a enfermedades.
Las cochinillas algodonosas se encuentran principalmente en las axilas de las hojas, los brotes y en las partes inferiores de las hojas. Son especialmente peligrosas en plantas de interior, como las orquídeas, ficus, cactus y otras plantas ornamentales, aunque también pueden atacar plantas en jardines exteriores.
La cochinilla algodonosa es una plaga sigilosa que puede afectar gravemente a las plantas si no se detecta y controla a tiempo. Sin embargo, con una detección temprana, es posible eliminar esta plaga y restaurar la salud de las plantas.
Mediante métodos manuales, tratamientos biológicos o productos orgánicos, se puede mantener el jardín y hogar libre de esta amenaza, asegurando que las plantas sigan creciendo fuertes y saludables
Las cochinillas algodonosas prefieren ambientes cálidos y húmedos. Algunos factores que contribuyen a su propagación incluyen:
Una vez identificada la plaga, es fundamental actuar rápidamente para evitar que se propague y cause daño irreversible
LA NACION
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