Un día antes de que María Cantero, la ex secretaria de Alberto Fernández declare como testigo, Fabiola Yáñez mantuvo una extensa entrevista con los profesionales de la Dirección General de Acompañamiento, Orientación y Protección a las Víctimas (DOVIC) a cargo de Malena Derdoy. Las primeras observaciones en el encuentro que fue virtual, le brindan tratamiento frente a los signos que expondría como víctima de violencia de género. Bajo esos lineamientos, la ex primera dama inició un tratamiento psicológico por recomendación de los profesionales que la entrevistaron.
Yáñez manifestó sentirse contenida, acompañada. Ese contexto, sin embargo, no logra aún aminorar la ansiedad de las últimas semanas: denunció penalmente al ex presidente de la Nación, cambió la custodia que se ocupa de su seguridad, prácticamente no sale de su departamento donde convive con su madre y su pequeño hijo de dos años y medio. Ante la fiscalía, cuando declaró durante casi cuatro horas, no ocultó el temor permanente que siente.
Frente a ese escenario se recomendó un acompañamiento por parte de la DOVIC, un cuerpo especializado que depende de la Procuración General de la Nación, y al que se le dio intervención al día siguiente de que la ex primera dama resolvió impulsar la acción penal contra Alberto Fernández por hechos vinculados a la violencia de género.
El primero en escuchar su relato de forma completa durante casi cuatro horas fue el fiscal federal Ramiro González después de una ampliación de denuncia que se realizó de forma escrita. En la audiencia virtual, Yáñez contó una serie de episodios desarrollados a lo largo de los últimos ocho años en los que sostuvo haber sufrido todo tipo de violencia, tanto física como psicológica.
El fiscal del caso le dio un primer grado de veracidad a esas palabras y en función de las mismas imputó al ex presidente por los delitos de lesiones leves y graves, doblemente agravadas por el vínculo, más el abuso de poder y autoridad, sumada la acusación por amenazas coactivas.
A la hora de acusar a Alberto Fernández, la fiscalía expresó que Yáñez sufrió una relación atravesada por “hostigamiento, acoso psicológico y agresiones físicas en un contexto de violencia de género e intrafamiliar -según las etapas temporales de ese vínculo afectivo-”.
Más allá de las calificaciones penales que dieron curso a la investigación, se explicó en el dictamen acusador que los hechos consignados en el caso, “surgen de un relato que revela un contexto de violencia de género asentado sobre una relación asimétrica y desigual de poder que se ha desarrollado a lo largo del tiempo”.
La violencia expresada y denunciada penalmente, por la ex primera dama “se vio acrecentada exponencialmente por la elección de Fernández como Presidente de la Nación y el ejercicio del cargo”, detalló el fiscal González. Bajo esa estructura de “asimetría el Señor Alberto Fernández habría -como hipótesis delictiva- realizado distintos comportamientos penalmente relevantes”.
Por eso es que la fiscalía considera que Fabiola Yañez sufrió a lo largo de ocho años una violencia en diversas modalidades y circunstancias, que califica para un delito mayor que las lesiones leves. En función de todo eso, se detallaron nueve hechos atribuidos a Alberto Fernández y se ubicó el primero de todos en el año 2016, específicamente, cuando la pareja convivía en un departamento de Puerto Madero propiedad de Enrique Albistur.
A raíz de todo ese marco es que el Ministerio Público Fiscal, entendió que Yañez requería contención para atravesar el proceso penal. En función de eso se le dio intervención a la DOVIC que tuvo, previo a su declaración testimonial, una entrevista en la que se había consignado -como dio a conocer Clarín-, que ante el cuadro de fragilidad emocional que denotaba, no se encontraba en condiciones de declarar. Días después, durante casi cuatro horas, dio detalles del vínculo con Alberto Fernández ante el fiscal federal Ramiro González.
La semana pasada previo a la declaración testimonial de María Cantero, ex secretaria privada de Alberto Fernández, y a quien había acudido Yañez para revelar el padecimiento que atravesaba en la quinta de Olivos a raíz de lo que ella definió como una “violencia que se profundizaba” en la que había había “golpizas con habitualidad”, mantuvo otra entrevista con la DOVIC.
Durante ese extenso encuentro, siempre virtual, Yañez se mostró un poco más calmada pero con una manifiesta angustia, algo que ya había observado la Fiscalía cuando le tomó la declaración testimonial.
Con el transcurso de los minutos y lo que fue expresando la ex primera dama, los profesionales que la escucharon no pusieron en duda los signos que expresaba y que para la justicia federal la posiciona como una víctima de violencia de género.
De todos modos, la DOVIC no cumple un rol jurídico ni de corroboración de hechos. Esta tarea sólo le compete al Ministerio Público Fiscal. El cuerpo de especialistas es sólo de acompañamiento y ayuda para las personas que son víctimas de la comisión de algún tipo de delito. El fiscal González no recibe informes periódicos que den cuenta sobre el estado de Fabiola Yañez, porque el trabajo de este organismo es de asistencia y preservación de la persona que se encuentra atravesando un proceso complejo.
Según pudo conocer Clarín, durante esa charla con la DOVIC el trato brindado, como el abordaje profesional respondió a lo que la fiscalía volcó en un dictamen: Fabiola Yañez ha sido víctima de violencia de género.
Después de ese encuentro, la ex primera dama recibió asistencia psicológica como parte de la ayuda brindada por la DOVIC y como recomendación en el marco del cuadro que atraviesa.
Según pudo confirmar este diario de fuentes allegadas al caso, Yañez manifestó sentirse “cómoda y contenida” en el marco de esa entrevista que -por el momento- es la única instancia de acompañamiento con la que cuenta mientras, por otro carril, transita el expediente penal.
Al día siguiente, María Cantero fue a Comodoro Py. Declaró como testigo durante casi tres horas. Confirmó -como contó Clarín– que había recibido los mensajes por parte de la ex primera dama donde se la veía golpeada junto a una serie de chats que intercambió, a raíz de esos episodios de violencia, con el ex presidente.
La ex secretaria no negó los intercambios con Yañez, las charlas y los hechos que ella le fue manifestando en diversas ocasiones que tenían un solo objetivo: dar cuenta de diversos sucesos de violencia que vivía dentro de la quinta presidencial de Olivos, en manos de Alberto Fernández. Así, además, se volcó en el dictamen acusador.
La justicia federal trabaja en esta etapa, en la corroboración de los nueve hechos atribuidos al ex jefe de Estado y por ese motivo, el fiscal González inauguró la semana pasada un ronda de declaraciones testimoniales. Las palabras de Cantero, según fuentes judiciales, fueron “contundentes” y contribuyeron “a la hipótesis que sustenta las acusaciones del caso”.
Pese a la distancia y a la estricta recomendación de no consumir noticias que la involucren, Yañez estuvo pendiente de los resultados de esa declaración testimonial, en la cual la ex secretaria presidencial, confirmó cada mensaje recibido, los intercambios que surgieron como consecuencia de los mismos y aseveró en más de una ocasión haber quedado sorprendida por la situación que afrontaba la ex primera dama.