Después de ganar todo lo que jugó en River, Manchester City y la selección argentina mayor, a Julián Álvarez le tocó despedirse de París 2024 sin siquiera haber convertido. “Me voy con bronca por no haberle dado ni un gol a esta selección”, se lamentó este viernes el delantero antes de dejar el estadio Matmut Atlantique, de Burdeos, donde el conjunto albiceleste se despidió en los cuartos de final al caer por 1-0 ante Francia.
Para el futbolista, no sólo la frustración de quedar eliminado. Más allá de lo que trabaja por el equipo y su dedicación incansable en el juego, en el balance personal faltó algo importante al final de una larga temporada, en la que afrontó 75 partidos en un año y 16 días. A los 24 años y como uno de los mayores que reforzaron el sub 23, fue titular en los cuatro partidos, sin mostrar su alto nivel de otros torneos, entre ellos, el Mundial Qatar 2022 y dos Copa América, la más reciente en Estados Unidos, el mes pasado.
En estos momentos su futuro es un interrogante. ¿Regresará al City, donde el entrenador Pep Guardiola espera una decisión para saber si cuenta con él, o le abre las puertas a Atlético de Madrid, al que el DT Diego Simeone desea sumarlo? Por estas horas, luego de sostener que esperaba tener más minutos entre los Citizens y de que el catalán se sorprendiera por las declaraciones del argentino, la Araña optó por bajarle el tono a la situación.
“En estos días estuve enfocado en los Juegos. Ahora voy a descansar y estar en familia. En el City estoy muy contento, feliz y agradecido”, aseguró, días después de anticipar que iba a esperar el final de París 2024 para pensar en lo que deseara hacer. Cuando Guardiola hizo notar que había leído esas declaraciones y que sabía que el cordobés “quiere jugar en momentos importantes, también, pero otros, lo mismo”, Álvarez intentó la conciliación: “No dije nada malo”.
Ahora, en una entrevista con TyC Sports en las entrañas del estadio de Burdeos, el jugador no aclaró lo que sucederá en lo inmediato al reingresar a las competiciones de clubes. No dio por segura su vuelta al club inglés que lo autorizó a ir a París 2024 ni desmintió el interés de los colchoneros. “No sé, la verdad”, salió del paso, con una mueca de inocencia.
Como ajeno a los 50 millones de euros que ofrecería Atlético de Madrid o a los 60 millones que pediría Manchester City, Álvarez mira adelante e infla el pecho. “No me arrepiento de haber venido a los Juegos Olímpicos. Es una experiencia que quería vivir”, finalizó.
En septiembre próximo, cuando se reanuden las eliminatorias sudamericanas y vuelva a vestir la camiseta argentina, Julián ya estará jugando en una liga europea de las grandes. La incógnita de cuál será el destino final del avión al que se suba se develará dentro de unas semanas.
LA NACION