MIAMI.- (Enviado especial).- El humo y el tentador olor a asado son parte de la previa de los miles de argentinos que esperaban para ingresar al Hard Rock Stadium, donde esta noche la selección cerrará su participación en el Grupo A frente a Perú. Grupos de amigos, familias y algunos otros que se hacen unos dólares se sumaron a una costumbre del público norteamericano en la previa de cada evento deportivo.
La cumbia suena a todo volumen desde los parlantes. También el himno argentino y las canciones de cancha.
Hernán Reyes tiene una compañía desde hace 25 años en Miami que se dedica a servir asados en eventos, como casamientos y cumpleaños. Los días que juega el Inter Miami se ubica en la puerta del estadio donde Lionel Messi es la figura más convocante. Trabaja junto a un socio que vende carnes y elabora chorizos en esta zona de Florida. Junto a ellos también trabajan un parrillero y un ayudante. Entre la marea de argentinos y algunos peruanos que caminan entre las calles del estacionamiento del coqueto estadio donde juegan los Dolphins, Daniel no para de transpirar. Entre el sol, el asfalto y el fuego de la parrilla la temperatura debe estar por encima de los 40 grados.
Vende el choripán a US$6, y el vacío, a US$10. La cerveza argentina cuesta US$10 en su puesto: una carpa con parrilla, asador con leña y heladeras. Para acompañar las carnes hay chimichurri tradicional y otro blend, con mayonesa y mostaza. Cuenta a LA NACION que llegó a vender 1200 chorizos cuando el Inter Miami presentó a Messi. En la puerta del estadio donde juega de local el astro argentino despacha un promedio de 500 chorizos por partido. Para el encuentro de esta noche trajeron 600 chorizos y unos 90 kilos de carne.
“Nunca me hubiera imaginado hacer esto en la puerta de la Bombonera”, dice este hincha de Boca nacido en Quilmes.
Lucas Maduri está con su grupo de amigos de Miami. La mayoría de ellos llegaron después de la crisis de 2001 y comparten un código en común que trajeron de la Argentina. Los miércoles se juntan a jugar al fútbol y después se quedan a comer un asado. Son cerca de 12 y en la previa de Argentina – Perú se reunieron con sus familias antes de ingresar a las tribunas. En total, son más de treinta personas. “Este vacío es buenísimo, como el de allá. Andá a encontrarle grasa”, dice Lucas mientras le da vuelta a una de las cuatro piezas que tiene sobre la parrilla.
“Esto es algo normal para los norteamericanos pero para nosotros parece raro. Igualmente nuestra parrilla es mucho mejor, ellos traen hamburguesas y salchichas”, señala.
Julián es un cordobés de Villa María que llegó hace ocho meses a Florida para trabajar en gastronomía. Está con la camiseta de Belgrano cocinando para sus amigos, que están en un gazebo tomando cerveza y, sobre todo, fernet. Piezas de vacío, tapa de asado, lomo, picanha y lomo están dispuestos sobre dos parrillas. Cuenta que el aquí en Miami el kilo de vacío se consigue a unos 24 dólares en el supermercado y el asado de costilla se vende a unos 20 dólares el kilo.
Como todo buen cordobés, no puede faltar el fernet. El de origen italiano se vende en los supermercados a unos 30 dólares la botella mientras que el argentino se consigue a 25 dólares.