“Ya tengo definida la lista de los 26, pero primero voy a comunicársela a los jugadores”. Lionel Scaloni se plantó, cordial pero tajante. No pensaba decir ninguno de los 26 nombres quedarían, ni ninguno de los que no. Debía –debe– desprenderse de tres futbolistas para cumplir con el cupo, y después del último amistoso preparatorio para disputar la Copa América, debía afrontar el momento más difícil para un entrenador excluidas las derrotas pesadas: excluir gente, decirle que no protagonizará un torneo grande.
Argentina acababa de zamarrear a Guatemala en Washington con un 4-1 mentiroso (¿6-1?, ¿8-1?), y en medio de las alegrías al entrenador le quedaba esa angustia. Y encima, en la sala de conferencias estaban los periodistas, haciendo su insidiosa labor: averiguar. Adivinando con preguntas tangenciales quién estaría, quién no. Incómodo momento para el director técnico, con sus muchachos a unos metros, bañándose, vistiéndose.
Y una interrogación puso nombre y apellido a un jugador de dudosa presencia en la nómina. Alejandro Garnacho, una joya de Manchester United que tiene escaso recorrido con estos compañeros y más devoción por Cristiano Ronaldo que por Lionel Messi, no había tenido ni un segundo de participación en la paliza en la capital de Estados Unidos. Sí un lugar entre los suplentes, como otros 14 jugadores que están de preparación en el norte. ¿Estaría Garnacho, el chico nacido en España que habla como español?
“Porque no se dio el partido. No se dio el partido”, justificó lacónico Scaloni la ausencia del delantero en el campo. Y abrió un pequeño sermón, con el que pareció pedir comprensión. “Hay que ser muy cuidadoso con esto. Muy cuidadoso, porque no es fácil, no es lindo dejar a un jugador afuera. Y sobre todo, en este momento: están todos en el vestuario…”, contextualizó. Acaba de anticipar que no hablaría de futbolistas en particular. Pero seguía incómodo entre la espada de la pregunta periodística y la pared de su declaración.
Y profundizó para explicarse. “Yo tendría cuidado con lo que se dice. Pienso como si fuera yo. Cualquier cosa que pueda decir errada o no, ellos pueden tomar a mal, y lo que menos quiero es eso”, contestó. Muy bien, entendido. Pero acto seguido, sin pausa, sorprendió: “Garnacho va a estar. ¿Querés saber eso? ¿Tenés esa duda? Porque si no, me van preguntando una en una. Ahí está. No digo más nadie, ¿eh?”.
OK, un jugador confirmado. Faltaban 25. Ya nadie iba a consultar por la lista, pero la idea era sonsacar indicios. ¿Valentín Carboni, por ejemplo? El adolescente que salió de Lanús a los 14 años es atacante de Monza en Italia y por las pampas no se le conoce el juego. Lo conocieron los guatemaltecos, sufriéndolo. “Estamos contentos con el partido de Carboni. Veremos si viene o no a la Copa América”, se limitó a señalar Scaloni. Parece que el muchacho de 19 años quedó más cerca que lejos con la actuación en Washington.
Hay un rosarino que no fue ratificado pero del que no quedan dudas. Imposible que las haya: es Messi. “Leo sabe que va a jugar siempre. Ya sabe que tiene que hacerme una seña y yo lo pongo manos a la obra con el equipo. Mientras él esté bien, va a jugar”, admitió en público Scaloni su rendición ante su tocayo. “La idea es cuidarlo lo más que pueda. Si tiene que jugar todo y él está bien, jugará”, admitió. Está claro que no hay condicionamientos de Inter Miami, de Gerardo Martino ni de nadie. A esta altura, imposible ponérselos, claro.
Compacto de Argentina 4 vs. Guatemala 1
Otro rosarino zurdo insiste en que éste es su último certamen con la camiseta celeste y blanca. Su asistencia a su conciudadano para el cuarto gol fue una delicatessen. “Sabemos que cuando está fresco hace desastres”, comentó el DT sobre Ángel Di María, cuya fecha de vencimiento en el fútbol parece más impuesta por Fideo que por la naturaleza.
Tampoco hay dudas de que el número 11 irá por otra Copa América. Hay varios candidatos a no quedar entre los 26, y para Scaloni ya no hay indefiniciones. Sólo la labor ingrata de avisar quiénes son los marginados. Lo hará público pronto: Argentina se estrenará el jueves 20, frente a Canadá.
LA NACION