A la hora de diseñar un jardín, muchas personas piensan en el fogonero como un elemento imprescindible. Esta tendencia, que fue creciendo en los últimos años, responde a múltiples factores. En primer lugar, agrega un lugar de reunión (y de cocción, llegado el caso).
Además, el fogonero sectoriza a la hora de las reuniones, logrando que distintos grupos puedan reunirse en diferentes espacios. Finalmente, para los paisajistas es una excusa para aprovechar nuevos recursos, como jugar con otras especies y armar nuevas formas de convivir junto con la arquitectura. Para finalizar, el fogonero extiende el calendario de uso del jardín, porque es ideal para los meses más fríos (eso sí, tener una manta siempre a mano).
Para empezar, hay algunas cuestiones a considerar, que exceden lo estético y paisajístico. ¿Adónde ubicarlo? Lo ideal es alejarlo de la casa, para evitar el humo y alejar los ruidos. Pero también, por una cuestión de seguridad. Por el mismo motivo, el ancho y largo deben tener un mínimo que permita que el fuego no se expanda, ni tampoco queme el pasto o suelo. Se recomienda, además, que el fogonero no esté ubicado bajo un árbol, para que no alcance las hojas o ramas con las llamas.
En términos de diseño
¿Con qué dialoga un fogonero? A veces es con una pileta, otras con un desnivel del terreno, otras es parte de la arquitectura. También debe ubicarse en un sector reparado, tal vez tras una reja. En otras ocasiones, cuando lo que prima es la gastronomía y el acto de recibir, es lógico ubicarlo cerca de una galería o de un quincho techado. Lo importante es que su forma, materialidades y estilos dialoguen con el estilo general de la casa, para lograr una unidad.
Cuando el entorno es extenso y lo que prima es el despojo, como es el caso de un fogonero en un campo, un fogonero puede ser simplemente eso: un fuego, unas sillas y un espacio para contemplar las estrellas. Sobremesa o mate de la tarde mediante, las últimas charlas se apagan con las brasas.
También, cuando el entorno es ventoso o muy impactante, es conveniente “hundirse” en el suelo, y dejar que el paisaje y el viento hagan lo suyo. En estos casos, es importante considerar el factor lluvia y preparar un drenaje adecuado.
Algunos diseños incluyen un artefacto móvil, que contempla sillas portables, y una ambientación que se transforma según la necesidad. Son los casos en que los fogoneros son de hierro, con complementos de parrilla o de cruz. En este caso, igualmente muchas veces se sectoriza de manera fácil, un espacio que luego puede usarse para reposeras o una mesa con sillas móviles.
Para estas situaciones la piedra resulta muy práctica, aunque es necesaria una buena colocación. A la hora de diseñar con plantas, la piedra siempre destaca el verde y los focos de atención que se pueden generar.
Elementos de deco
Un fogonero no estará terminado sin los asientos, muchas veces incorporados a la estructura, pero que otras veces son independientes y se trasladan. Si van a optarse por almohadones o colchonetas para sumar a cualquiera de estas opciones, ideal es que estén forrados en materiales de alta durabilidad y resistencia a la intemperie. Otro factor esencial son las luces, sean colgantes, faroles o velas, hacen a la calidad y obviamente son necesarios cuando la luz del sol se va. El hierro, hormigón, madera y troncos suman materialidad pero también identidad a cada uno de los proyectos.
Factor verde
Como en todo cantero, el área que rodea al fogonero debe tener un diseño que contemple aquello que se quiere lograr. Si el objetivo es proteger el sector, otorgar privacidad o bien proteger del viento, es posible usar especies que dan estructura, como puede ser el buxus. Si lo que se quiere es un límite un poco más etéreo, que incluso tenga movilidad con el viento, pueden utilizarse gramíneas. En general, las flores de color no se utilizan más que como un toque en maceta o en un sector especial, dado que el protagonista es el fuego. Pero, las reglas a veces están para romperse. Sí es importante tener en cuenta los cambios de temperatura que pueden darse en los alrededores.
En muchos hogares de hijos adolescentes, el fogonero es el espacio de reunión, donde logran su privacidad. Para este caso, también pueden sumarse algunas trepadoras en paredes que ya estén como parte del diseño, o pensadas para tal fin. No está de más pensar en una puerta en el caso de niños pequeños o mascotas. Como todo, la idea es que todos los miembros de la familia puedan beneficiarse de la adquisición de un fogonero o asador. Y que las brasas se apaguen cuando ya no quede nadie.