Un grupo de científicos austríacos encontraron un “capítulo oculto” de un texto bíblico de hace más de 1.500 años. En realidad, se trata de un palimpsesto que estaba escondido detrás de dos capas de escritura, que fue detectado gracias a la luz ultravioleta que se aplicó sobre este manuscrito.
¿Cómo se dio este descubrimiento? El texto original había sido raspado del pergamino, algo que se solía hacer mucho en el pasado para poder escribir algo nuevo sobre lo viejo. Sin embargo, los restos del antiguo texto quedaron en evidencia con la luz ultravioleta, que demostró que el pergamino fue reutilizado tres veces.
Los científicos de la Academia de Ciencias de Austria descubrieron la escritura cuando aplicaron este tipo de luz sobre un manuscrito de historias e himnos cristianos antiguos que yacía en la Biblioteca del Vaticano. Según los expertos que analizaron el texto, se trata de un capítulo que podría proporcionar información clave sobre cómo el texto religioso cambió a lo largo del tiempo.
Lo que se descubrió es que este capítulo “oculto” data de hace más de 1.500 años y proporciona una idea de cómo fueron las primeras traducciones de la Biblia. Este texto tiene partes de Mateo 11-12 en el Nuevo Testamento escrito en el antiguo idioma siríaco, lo que da más detalles del Evangelio actual.
Uno de los que se manifestó al respecto fue el doctor Garrick Allen, profesor titular de estudios del Nuevo Testamento en la Universidad de Glasgow. “Este descubrimiento es muy interesante, pero no es innovador por sí solo, sobre todo porque el texto recientemente identificado son solo partes fragmentarias de Mateo 11-12″, le detalló a MailOnline, y luego añadió: “Nos da una idea de las primeras etapas del texto de la Biblia y las comunidades que produjeron estas traducciones”.
El hallazgo sorprendió a la comunidad cristiana europea, ya que brinda una posibilidad de ampliar la concepción de la escritura de la Biblia. El autor y locutor de radio cristiana, Justin Brierley, calificó al trabajo de los científicos como “fascinante”.
“El descubrimiento de este nuevo fragmento de una copia siríaca de los Evangelios es otro ejemplo de lo rica que ha sido la tradición manuscrita del Nuevo Testamento a lo largo de muchos siglos”, le manifestó al mencionado medio británico, y luego agregó: “También es fascinante notar la variación en algunas de las palabras del evangelio de Mateo en comparación con la versión que recibimos del texto”.
En este sentido, el comunicador se refirió a quienes examinan profundamente la escritura del texto bíblico. “A menudo me encuentro con críticos que cuestionan si la Biblia ha cambiado con el tiempo, pero la ciencia de la crítica textual, ayudada por descubrimientos como estos, ayuda a los historiadores a elaborar una imagen extremadamente precisa de lo que decían los evangelios originales”, indicó.
Por su lado, el descubridor Grigory Kessel todavía no compartió la traducción completa escrita en siríaco antiguo, que los especialistas en este tipo de textos esperan con ansias leer. Por otro lado, la utilización de la luz ultravioleta se ha vuelto muy popular entre los científicos que buscan textos ocultos en viejos documentos. En este caso, el texto inicial es de mediados del siglo III, pero fue borrado en Palestina para ser reutilizado, ya que el papel elaborado con piel de animal era escaso.
LA NACION