La historia conlleva algo de la Cenicienta, pero al revés. La película unió a Julia Roberts, la novia de América, con Hugh Grant, el joven apuesto, tímido y algo torpe de “Cuatro bodas y un funeral”. Ambos lograron una química insuperable para la pantalla grande.
Un amigo me preguntó en Facebook cuál es el film que vi tres veces o más. Y yo puse este título. “Notting Hill” (Un lugar llamado Notting Hill) fue una película estrenada en 1999, dirigida por Roger Michell sobre un guión de Richard Curtis, producida por Duncan Kenworthy, con un tema musical compuesto por Trevor Jones.
Esta comedia romántica fue protagonizada por Julia Roberts y Hugh Grant. El elenco se completa con Rhys Ifans, Tim McInnemy, Gina McKee, Hugh Bonneville, Emma Chambers, y Alec Baldwin, en los papeles principales.
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El argumento de Notting Hill
William Thacker (Hugh Grant) posee una librería que vende libros de viajes en una calle de Notting Hill (Londres). Un día, entra en su negocio la famosa actriz norteamericana –en la ficción- Anna Scott (Julia Roberts). Él queda absolutamente impactado por ella. En una escena siguiente, en la calle, Thacker derrama su vaso con un jugo sobre la camisa de ella, al encontrarla de golpe accidentalmente, y la invita a su casa a Anna para que se cambie. Ella accede y al retirarse lo besa impulsivamente. Luego lo invitará al lujoso hotel donde se hospeda y Thacker accede y por distintas circunstancias se hace pasar por un periodista de la revista Hípica y Caza que viene a entrevistarla. Más adelante en la historia, William y Anna van al cumpleaños de la hermana de William y ahí conoce a su familia y amigos. Al salir, William y Anna en un parque se besan apasionadamente.
Anna lo invita a la habitación de su hospedaje, pero cuando están solos aparece el novio actor de Anna (Alec Baldwin) del que William no sabía nada y debe retirarse como si fuera de la servidumbre del lugar. Otro día, Anna aparece en la casa de William escapando de los periodistas, pasan la noche juntos, pero al día siguiente ella debe escapar porque sigue siendo perseguida por los paparazzi y lo culpa a William pensando que él divulgó su presencia. Esta es la segunda frustración del joven con la estrella.
Pasa un año y por los diarios, William se entera que Anna, ganadora de un Oscar, está de nuevo en Londres filmando una película. Va a verla a la filmación y ella lo hace pasar al rodaje para charlar luego en privado. Pero William escucha por unos audífonos que le prestan que Anna le comenta a otro actor muy chismoso que “ese es solo un chico del pasado y que no sabe qué hace ahí”, refiriéndose a él.
Entonces, William se retira del lugar amargado. Al día siguiente, Anna va a verlo a la librería y le declara que ella es solo una chica esperando que un chico la ame, y le regala un cuadro original de Chagall. Pero William la rechaza porque no quiere ser herido nuevamente y por las diferencias de vida que llevan cada uno.
Luego, charlando con sus amigos, él toma conciencia de que su respuesta fue un error y todos corren hacia el hotel donde Anna está dando una conferencia de despedida. William se hace pasar por periodista de la revista hípica y cuando le toca hacer una pregunta le pide perdón por su actitud y le expresa su amor. Ella sonríe y dice que se quedará en Londres de manera indefinida, y de fondo comienza a sonar el tema She cantado por Elvis Costello. Ellos se casan. Van al estreno de cine. Finalmente la pareja aparece recostada en un banco del parque donde se besaron por primera vez, William leyendo un libro y Anna embarazada descansando su cabeza sobre el regazo del muchacho en un clima de paz y armonía.
Notting Hill, la comedia más exitosa
“Notting Hill”, fue la última comedia romántica del siglo 20 y probablemente la más exitosa y recordada de todos los tiempos. Esta historia que conlleva algo de la Cenicienta al revés, unió a la actriz que en aquella época era la novia de América con el joven apuesto, tímido y algo torpe de “Cuatro bodas y un funeral”, con una química insuperable para la pantalla grande (y para la pequeña, porque nadie se resiste a verla de nuevo cuando la emiten aún por televisión).
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Entre tantas secuencias bien logradas, hay una novedosa que es el paseo de un William triste por una feria de una calle de su barrio durante el cual ocurre una elipsis por la que el personaje pasa caminando por las cuatro estaciones del año. Y la escena memorable donde ella vestida humildemente y en ojotas le declara emocionada en la librería: “Solo soy una chica delante de un chico pidiéndole que la quiera”.
Una película que nunca voy a dejar de volver a ver. ¿Ustedes también?